A medida que hay mayor porcentaje de la población vacunada, crece también la improvisación de un Ministerio de Sanidad que ya está completamente desacreditado por sus continuas incoherencias y contradicciones . Relajar el uso de la mascarilla, vacunar a adolescentes, inyectar Pfizer a quienes recibieron la primera dosis de AstraZeneca, imponer restricciones a la hostelería y el ocio nocturno con el voto en contra de las CCAA, vacunar a la Selección Española de fútbol saltándose el protocolo... Todas esas ocurrencias, improvisaciones y choques de trenes políticos, bien aderezados por nuestra dependencia enfermiza del turismo, hacen que los caballos de la gestión anden desbocados. Se ha evidenciado que no hay cogobernanza , más bien reparto de tareas (ni siquiera de competencias) y, por lo general, no sin antes habernos regalado un espectáculo lamentable de reproches de uno y otro lado. Mascarillas al aire libre Apenas un mes y medio después de que el Gobierno aprobas...