Cuando hay problemas graves, lo habitual es que la sociedad se altere y descomponga, y que el Gobierno ponga orden y marque un rumbo. En España sucede lo contrario: la sociedad española se mantiene en un orden perfecto mientras el desorden, la crispación y los trompicones proceden de la esfera política . Los ciudadanos de todos los territorios, edades e ideologías han obedecido sus instrucciones, frecuentemente atolondradas, con disciplina prusiana -pese a la profunda desconfianza que este Ejecutivo suscita en la mitad del país. Estamos confinados en un Gobierno aciago , confinados en la incompetencia, en la censura y en la mentira del Gobierno de España. España es un país fantasma en el que el tiempo se ha detenido indefinidamente . Las calles semidesiertas son un remanso de paz. La cifra de delitos está en su mínimo histórico. Ni asomo de actos de pillaje o de asaltos a establecimientos. No hay tensión en las fronteras, ni se han detectado fugas masivas de capitales pese a las te...