"La vacuna es un bien global". Bajo esa premisa parecía que el proceso de vacunación contra la Covid-19 iba a ser un camino de rosas. Nada más lejos de la realidad. De hecho, las espinas cada vez son mayores y ya se puede hablar de guerra entre la Unión Europea y las farmacéuticas por el suministro y los contratos firmados. El planeta lo ha fiado tan absolutamente todo a las vacunas que, si bien han llegado más rápido que las previsiones más optimistas, era difícil que la gigantesca ola de expectativas no acabara generando un maremoto gepolítico: el negocio sucio de las vacunas.
Como sabemos, España se ha sumado a la compra centralizada de vacunas de la Unión Europea. Por población, nuestro país tiene garantizado alrededor del 11% del total de vacunas anti-Covid que ha negociado la Comisión Europea, es decir, 140 millones de dosis, que servirán para vacunar a 80 millones de personas.
La UE ha negociado la adquisición de 2.300 millones de dosis, tras sellar acuerdos con seis empresas farmacéuticas diferentes:
- BioNTech-Pfizer (300 millones de dosis, ampliable a 300 más en caso de necesidad);
- AstraZeneca (hasta 400 millones de dosis), firmado el 27 de agosto de 2020;
- Sanofi-GSK (hasta 300 millones de dosis), firmado el 18 de septiembre de 2020;
- Johnson and Johnson (hasta 400 millones de dosis), firmado en octubre;
- CureVac (hasta 405 millones de dosis), firmado en noviembre;
- Moderna (hasta 160 millones de dosis).
Además, está en conversaciones con Novavax y Valneva para la adquisición de hasta 200 y 60 millones de dosis, respectivamente. Es decir, quedan aún vacunas por autorizar y negociaciones por concluir. Pero lo que se ha cerrado, al fin y al cabo, es una compra comunitaria, en manos de la Comisión Europea y evitando que cada país miembro vaya por libre.
Hasta la fecha, el Ejecutivo comunitario ha autorizado y comercializado las vacunas producidas por tres de estas empresas: BioNTech-Pfizer (21 de diciembre de 2020), Moderna (6 de enero de 2021) y AstraZeneca (29 de enero).
Actualización: La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó el 11 de marzo la vacuna de Janssen, de una sola dosis.
El horizonte pasa por autorizar más vacunas y, también, por agilizar los ritmos de vacunación de los países. La Comisión Europea se marcó el objetivo de tener vacunada al 70% de la población adulta en verano, algo que a estas alturas ya se antoja inviable. ¿Las causas? El incumplimiento de contrato de las farmacéuticas y la lentitud en el proceso de vacunación.
Una vez restablecido el suministro, Pfizer ha anunciado que habrá un incremento en el suministro a partir de la semana del 15 de febrero, lo que les permitirá suministrar la cantidad de dosis de la vacuna comprometidas totalmente en el primer trimestre. Y además, un aumento de 75 millones de dosis más de las previstas en el segundo trimestre de 2021 (que forma parte del segundo pedido de la Unión Europea, de 200 millones de dosis, que se esperaba para más tarde).
Asimismo, ha anunciado que enviará más dosis pero menos viales. Tras los cambios estipulados en su ficha técnica el 8 de enero, de cada vial se pueden extraer 6 dosis y no 5. Para ello, es necesario disponer de jeringas de 1 ml, las únicas con las que se puede extraer todo el suero.
[Actualización 17 febrero: Pfizer ha entregado a la UE 23 millones de dosis de la vacuna anti-Covid, 10 millones menos de lo que había prometido suministrar a mediados de febrero. La farmacéutica no ha querido hacer comentarios al respecto y se limita a señalar que el calendario de entregas era confidencial.]
A partir de ahí, la UE entró en pánico. El bloque comunitario había firmado en agosto un contrato por 870 millones de euros para la adquisición futura de 300 millones de dosis; incluso el Ejecutivo comunitario había adelantado 300 millones de euros para compartir los riesgos de la investigación y desarrollo de la vacuna y su producción.
Y, una semana antes de la fecha de aprobación, se mostró incapaz de cumplir con la UE mientras llevaba semanas cumpliendo con Reino Unido, país al que no avisó de posibles recortes en el suministro. Estallaba así la guerra de las vacunas… con el Brexit de fondo. La sospecha de Bruselas es que pretenden escatimar vacunas a la UE para venderlas a otros países que las pagan más caras.
La Comisión Europea reaccionó rápidamente, y alegó que los contratos firmados obligaban a AstraZeneca, y que las vacunas tendrían que llegar, ya fuera desde plantas de producción comunitarias o extracomunitarias, como las dos que tiene en Reino Unido. El Ejecutivo comunitario, así, señalaba a AstraZeneca: por no cumplir el contrato, por primar a Reino Unido y, de paso, alimentaba una tensión con Londres, recién salido de la UE tras 4 años de dificilísimas negociaciones.
La Comisión Europea puso en marcha dos ofensivas para presionar a AstraZeneca. Por un lado, pidió públicamente a la compañía que le dejara hacer público el contrato (que se publicó lleno de tachones para omitir información relevante, como detalles económicos, volúmenes de entregas acordados y los plazos de entrega). Por otro lado, anunciaba un nuevo mecanismo de "transparencia" consistente en controlar -bajo autorización comunitaria- las exportaciones de vacunas fabricadas en el espacio comunitario a terceros países, como Reino Unido e Irlanda del Norte.
Tras varios días de tensiones y reuniones infructuosas, parece que finalmente se ha llegado a un acuerdo, y, aunque Astrazeneca ofreció en un primer momento suministrar 31 millones de dosis, el conflicto se ha zanjado con el compromiso de enviar 40 millones de dosis en el primer trimestre de 2021 (aún así, lo pactado eran 80 millones).
La historia ha sido de lo más rocambolesca. En las últimas 48 horas ha pasado lo siguiente:
- AstraZeneca dice que no tiene las dosis prometidas para la UE por falta de suministro (mientras guiña un ojo al Reino Unido). Como no podía ser de otra forma, los tabloides británicos han montado un patriótico Mundial de las Vacunas: "Reino Unido estipuló en su contrato con Oxford-AstraZeneca que las vacunas fabricadas en su suelo se ofrecerían primero al Reino Unido. Se firmó en mayo. La UE dudó durante tres meses más… y no logró extraer promesas similares", dicen. Vamos, que las vacunas de AstraZeneca fabricadas en Reino Unido son más inglesas que el té de las cinco.
- Europa carga contra AstraZeneca por no darle suficientes dosis, pero también filtra que la vacuna no es fiable del todo, que es como montar bronca porque no te sirven en un bar mientras te quejas de su tremendo garrafón. Vuelan los cuchillos.
- Nueva filtración: Alemania cree que la vacuna no es apta para mayores de 65 años, pero Europa la acaba aprobando para todas las edades.
- La UE desvela su contrato con AstraZeneca: sus fábricas británicas están obligadas a suministrar al continente. El contrato se publica con tachones por confidencialidad en asuntos relevantes, pero algunos de estos tachones (aposta o por negligencia) dejan leer el texto oculto: 870 millones de euros para 300 millones de dosis, incluyendo todos los costes. Así, si se descuentan los 336 millones de euros que adelantó la Comisión Europea, quedarían 534 millones pendientes. Si se dividen esos 534 millones entre las 300 millones de dosis, salen a pagar 1,78 euros por dosis. Es la vacuna más barata.
Astrazeneca ha sacado los millones y los colores a Europa, ha recibido de ella una financiación generosa y en cuanto ha tenido el botín en las manos ha incumplido a conciencia los plazos y las cantidades fijadas. Al parecer, el acuerdo fue más de palabra que por escrito, porque resulta que nuestros líderes se dejaron engañar como auténticos imbéciles por la compañía y sus abogados. Les han dado el timo de la estampita, vamos.
Ahora, humillada, ofendida y puesta en ridículo, la Comisión Europea, que amenazó con sanciones y cierres fronterizos al medicamento y ha tenido que plegar velas y sacar bandera blanca, acepta una rebaja del 50% en la entregas de vacunas, y trata de vender esa capitulación como un éxito.
La amarga verdad es que los salteadores de caminos de AstraZeneca prometen, con una evidente condescendencia, subir en el primer trimestre de 31 millones de dosis (que el 22 de enero dijo que tenía disponibles) a 40, y adelantar una semana la entrega del material, pero si echamos la vista atrás resulta que su primer compromiso (en verano) fue entregar 120 millones de unidades en el primer trimestre del año, que luego bajó a 80 y ahora a la mitad de eso.
La cuenta es esa y no la que ahora quieren hacernos creer: el verano pasado apalabraron que distribuir en tres meses 120 millones de dosis y serán, en el mejor de los casos, 40. O sea, 80 millones menos. 80 millones de personas que, de momento, no serán inmunizadas. Con este acuerdo, la Comisión Europea quiere dar por terminada la guerra de las vacunas con AstraZeneca, que llegó a desatar un conflicto diplomático con Reino Unido el viernes por la noche, cuando Bruselas llegó a anunciar que establecería controles a las exportaciones en la frontera de las Irlandas para evitar una fuga de vacunas de la UE a Reino Unido por ese paso fronterizo invisible en virtud del acuerdo del Brexit.
Lo normal sería que esa compañía que especula con vidas humanas fuera intervenida y los responsables de esta estafa a gran escala perseguidos, pero nada de eso va a ocurrir. La pregunta retórica es por qué, y la respuesta llegará dentro de un tiempo, cuando alguno de las o los mandamases de la UE acabe en el consejo de administración de la farmacéutica. Aquí lo único transparente son los cristales de las puertas giratorias por las que se pasa de lo público a lo privado, y esas no las van a cerrar los que aspiran a que les den la llave. En nuestro país, de eso sabemos mucho.
[Actualización 24 febrero: Astrazeneca vuelve a fallar. Ahora dice que en el segundo trimestre del año va a enviar a la UE menos de la mitad de las dosis acordadas. Dicen que están "trabajando incansablemente" pero de los 180 millones de dosis pactados en contrato, enviará a Europa menos de 90 millones de dosis entre abril y junio. En total, el suministro total de AstraZeneca a la UE podría ser de unos 130 millones de dosis para fines de junio, muy por debajo de los 300 millones que se comprometió a entregar para esa fecha.]
[Actualización 12 de marzo: Astrazeneca sigue con los 'recortes'. Solo enviará a los Estados miembros de la UE 30 millones de dosis antes de que acabe marzo y unos 70 millones de dosis durante el segundo trimestre. En total, 100 millones de dosis en el primer semestre de 2021, esto es la tercera parte de los 300 millones de unidades que la UE había adquirido.]
El laboratorio, que debería haber entregado ayer 383.900 dosis a España en la que debía ser su cuarta remesa, retrasará el envío, pero, además, reducirá la cantidad y solo mandará 200.000 dosis. La llegada de menos dosis de Moderna provocará que las comunidades autónomas tengan que reajustar sus planes, guardando en algunos casos las dosis para garantizar la administración de la segunda dosis de la vacuna a las personas que ya hubieran recibido la primera.
La farmacéutica se ha comprometido a compensarlo en el mes de marzo para cumplir con las 1.040.000 inyecciones previstas en el primer trimestre. ¿Cumplirá entonces?
¿Qué quiere decir todo ésto? Que una vez puesto el futuro económico del universo en manos de la cura del Covid, las vacunas condicionan la política mundial a todos los niveles, de lo micro a lo macro, del concejal de un pueblo murciano que se salta la cola para ponerse la vacuna cuando no le toca, al choque de trenes entre la UE y las grandes farmacéuticas.
Mientras tanto, aquí cada loco con su tema... Pablo Iglesias ha dicho que "las farmacéuticas sólo pretenden hacer negocios y grandes beneficios a costa de la salud pública" y que si tuviera "el poder político necesario", nacionalizaría a las empresas farmacéuticas. Es la segunda vez en pocas semanas que Iglesias nos nacionaliza algo. Primero fue el amago con las eléctricas. Ahora es el turno de las farmacéuticas, cuyas vacunas se han autorizado en la UE y que no podría nacionalizar, aunque tuviera súper poderes, porque no son españolas.
Falta, no obstante, una pregunta obligada: ¿hay algo que no quiera nacionalizar Iglesias? Resulta que sí lo hay: la nación española, a ésa la quiere desnacionalizar. Mucho habla de nacionalizaciones, pero para que las haya tiene que haber una nación. Iglesias, si mal no recordamos, está por una cosa plurinacional.
Como sabemos, España se ha sumado a la compra centralizada de vacunas de la Unión Europea. Por población, nuestro país tiene garantizado alrededor del 11% del total de vacunas anti-Covid que ha negociado la Comisión Europea, es decir, 140 millones de dosis, que servirán para vacunar a 80 millones de personas.
La UE ha negociado la adquisición de 2.300 millones de dosis, tras sellar acuerdos con seis empresas farmacéuticas diferentes:
- BioNTech-Pfizer (300 millones de dosis, ampliable a 300 más en caso de necesidad);
- AstraZeneca (hasta 400 millones de dosis), firmado el 27 de agosto de 2020;
- Sanofi-GSK (hasta 300 millones de dosis), firmado el 18 de septiembre de 2020;
- Johnson and Johnson (hasta 400 millones de dosis), firmado en octubre;
- CureVac (hasta 405 millones de dosis), firmado en noviembre;
- Moderna (hasta 160 millones de dosis).
Además, está en conversaciones con Novavax y Valneva para la adquisición de hasta 200 y 60 millones de dosis, respectivamente. Es decir, quedan aún vacunas por autorizar y negociaciones por concluir. Pero lo que se ha cerrado, al fin y al cabo, es una compra comunitaria, en manos de la Comisión Europea y evitando que cada país miembro vaya por libre.
Hasta la fecha, el Ejecutivo comunitario ha autorizado y comercializado las vacunas producidas por tres de estas empresas: BioNTech-Pfizer (21 de diciembre de 2020), Moderna (6 de enero de 2021) y AstraZeneca (29 de enero).
Actualización: La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó el 11 de marzo la vacuna de Janssen, de una sola dosis.
El horizonte pasa por autorizar más vacunas y, también, por agilizar los ritmos de vacunación de los países. La Comisión Europea se marcó el objetivo de tener vacunada al 70% de la población adulta en verano, algo que a estas alturas ya se antoja inviable. ¿Las causas? El incumplimiento de contrato de las farmacéuticas y la lentitud en el proceso de vacunación.
Los retrasos de Pfizer
El primer incumplimiento de contrato lo protagonizó Pfizer. El 15 de enero, la farmacéutica anunció que reduciría temporalmente las entregas a Europa hasta el 25 de enero. ¿El motivo? La renovación de la producción de una de las plantas de fabricación más importantes de Pfizer situada en Puurs (Bélgica), con la que pretende aumentar su capacidad de fabricación de vacunas (de 1.300 a 2.000 millones de dosis en 2021).Una vez restablecido el suministro, Pfizer ha anunciado que habrá un incremento en el suministro a partir de la semana del 15 de febrero, lo que les permitirá suministrar la cantidad de dosis de la vacuna comprometidas totalmente en el primer trimestre. Y además, un aumento de 75 millones de dosis más de las previstas en el segundo trimestre de 2021 (que forma parte del segundo pedido de la Unión Europea, de 200 millones de dosis, que se esperaba para más tarde).
Asimismo, ha anunciado que enviará más dosis pero menos viales. Tras los cambios estipulados en su ficha técnica el 8 de enero, de cada vial se pueden extraer 6 dosis y no 5. Para ello, es necesario disponer de jeringas de 1 ml, las únicas con las que se puede extraer todo el suero.
[Actualización 17 febrero: Pfizer ha entregado a la UE 23 millones de dosis de la vacuna anti-Covid, 10 millones menos de lo que había prometido suministrar a mediados de febrero. La farmacéutica no ha querido hacer comentarios al respecto y se limita a señalar que el calendario de entregas era confidencial.]
Los recortes de Astrazeneca
Actuando con una prepotencia y una impunidad escalofriantes, la farmacéutica AstraZeneca -muy probablemente con la complicidad del primer ministro de Gran Bretaña, el inenarrable Boris Johnson, que es la versión continental de Donald Trump- ha jugado al gato y al ratón con la Unión Europea. AstraZeneca comunicó el 22 de enero que reduciría en un 60% aproximadamente las entregas a la Unión Europea.A partir de ahí, la UE entró en pánico. El bloque comunitario había firmado en agosto un contrato por 870 millones de euros para la adquisición futura de 300 millones de dosis; incluso el Ejecutivo comunitario había adelantado 300 millones de euros para compartir los riesgos de la investigación y desarrollo de la vacuna y su producción.
Y, una semana antes de la fecha de aprobación, se mostró incapaz de cumplir con la UE mientras llevaba semanas cumpliendo con Reino Unido, país al que no avisó de posibles recortes en el suministro. Estallaba así la guerra de las vacunas… con el Brexit de fondo. La sospecha de Bruselas es que pretenden escatimar vacunas a la UE para venderlas a otros países que las pagan más caras.
La Comisión Europea reaccionó rápidamente, y alegó que los contratos firmados obligaban a AstraZeneca, y que las vacunas tendrían que llegar, ya fuera desde plantas de producción comunitarias o extracomunitarias, como las dos que tiene en Reino Unido. El Ejecutivo comunitario, así, señalaba a AstraZeneca: por no cumplir el contrato, por primar a Reino Unido y, de paso, alimentaba una tensión con Londres, recién salido de la UE tras 4 años de dificilísimas negociaciones.
La Comisión Europea puso en marcha dos ofensivas para presionar a AstraZeneca. Por un lado, pidió públicamente a la compañía que le dejara hacer público el contrato (que se publicó lleno de tachones para omitir información relevante, como detalles económicos, volúmenes de entregas acordados y los plazos de entrega). Por otro lado, anunciaba un nuevo mecanismo de "transparencia" consistente en controlar -bajo autorización comunitaria- las exportaciones de vacunas fabricadas en el espacio comunitario a terceros países, como Reino Unido e Irlanda del Norte.
Tras varios días de tensiones y reuniones infructuosas, parece que finalmente se ha llegado a un acuerdo, y, aunque Astrazeneca ofreció en un primer momento suministrar 31 millones de dosis, el conflicto se ha zanjado con el compromiso de enviar 40 millones de dosis en el primer trimestre de 2021 (aún así, lo pactado eran 80 millones).
La historia ha sido de lo más rocambolesca. En las últimas 48 horas ha pasado lo siguiente:
- AstraZeneca dice que no tiene las dosis prometidas para la UE por falta de suministro (mientras guiña un ojo al Reino Unido). Como no podía ser de otra forma, los tabloides británicos han montado un patriótico Mundial de las Vacunas: "Reino Unido estipuló en su contrato con Oxford-AstraZeneca que las vacunas fabricadas en su suelo se ofrecerían primero al Reino Unido. Se firmó en mayo. La UE dudó durante tres meses más… y no logró extraer promesas similares", dicen. Vamos, que las vacunas de AstraZeneca fabricadas en Reino Unido son más inglesas que el té de las cinco.
- Europa carga contra AstraZeneca por no darle suficientes dosis, pero también filtra que la vacuna no es fiable del todo, que es como montar bronca porque no te sirven en un bar mientras te quejas de su tremendo garrafón. Vuelan los cuchillos.
- Nueva filtración: Alemania cree que la vacuna no es apta para mayores de 65 años, pero Europa la acaba aprobando para todas las edades.
- La UE desvela su contrato con AstraZeneca: sus fábricas británicas están obligadas a suministrar al continente. El contrato se publica con tachones por confidencialidad en asuntos relevantes, pero algunos de estos tachones (aposta o por negligencia) dejan leer el texto oculto: 870 millones de euros para 300 millones de dosis, incluyendo todos los costes. Así, si se descuentan los 336 millones de euros que adelantó la Comisión Europea, quedarían 534 millones pendientes. Si se dividen esos 534 millones entre las 300 millones de dosis, salen a pagar 1,78 euros por dosis. Es la vacuna más barata.
Astrazeneca ha sacado los millones y los colores a Europa, ha recibido de ella una financiación generosa y en cuanto ha tenido el botín en las manos ha incumplido a conciencia los plazos y las cantidades fijadas. Al parecer, el acuerdo fue más de palabra que por escrito, porque resulta que nuestros líderes se dejaron engañar como auténticos imbéciles por la compañía y sus abogados. Les han dado el timo de la estampita, vamos.
Ahora, humillada, ofendida y puesta en ridículo, la Comisión Europea, que amenazó con sanciones y cierres fronterizos al medicamento y ha tenido que plegar velas y sacar bandera blanca, acepta una rebaja del 50% en la entregas de vacunas, y trata de vender esa capitulación como un éxito.
La amarga verdad es que los salteadores de caminos de AstraZeneca prometen, con una evidente condescendencia, subir en el primer trimestre de 31 millones de dosis (que el 22 de enero dijo que tenía disponibles) a 40, y adelantar una semana la entrega del material, pero si echamos la vista atrás resulta que su primer compromiso (en verano) fue entregar 120 millones de unidades en el primer trimestre del año, que luego bajó a 80 y ahora a la mitad de eso.
La cuenta es esa y no la que ahora quieren hacernos creer: el verano pasado apalabraron que distribuir en tres meses 120 millones de dosis y serán, en el mejor de los casos, 40. O sea, 80 millones menos. 80 millones de personas que, de momento, no serán inmunizadas. Con este acuerdo, la Comisión Europea quiere dar por terminada la guerra de las vacunas con AstraZeneca, que llegó a desatar un conflicto diplomático con Reino Unido el viernes por la noche, cuando Bruselas llegó a anunciar que establecería controles a las exportaciones en la frontera de las Irlandas para evitar una fuga de vacunas de la UE a Reino Unido por ese paso fronterizo invisible en virtud del acuerdo del Brexit.
Lo normal sería que esa compañía que especula con vidas humanas fuera intervenida y los responsables de esta estafa a gran escala perseguidos, pero nada de eso va a ocurrir. La pregunta retórica es por qué, y la respuesta llegará dentro de un tiempo, cuando alguno de las o los mandamases de la UE acabe en el consejo de administración de la farmacéutica. Aquí lo único transparente son los cristales de las puertas giratorias por las que se pasa de lo público a lo privado, y esas no las van a cerrar los que aspiran a que les den la llave. En nuestro país, de eso sabemos mucho.
[Actualización 24 febrero: Astrazeneca vuelve a fallar. Ahora dice que en el segundo trimestre del año va a enviar a la UE menos de la mitad de las dosis acordadas. Dicen que están "trabajando incansablemente" pero de los 180 millones de dosis pactados en contrato, enviará a Europa menos de 90 millones de dosis entre abril y junio. En total, el suministro total de AstraZeneca a la UE podría ser de unos 130 millones de dosis para fines de junio, muy por debajo de los 300 millones que se comprometió a entregar para esa fecha.]
[Actualización 12 de marzo: Astrazeneca sigue con los 'recortes'. Solo enviará a los Estados miembros de la UE 30 millones de dosis antes de que acabe marzo y unos 70 millones de dosis durante el segundo trimestre. En total, 100 millones de dosis en el primer semestre de 2021, esto es la tercera parte de los 300 millones de unidades que la UE había adquirido.]
Y también Moderna
¡Otros que tienen que "ajustar su producción"! Esta vez, debido a un menor rendimiento en la planta de producción de sustancia activa. Moderna ha comunicado el 15 de febrero que reducirá a la mitad la próxima entrega de vacunas a la UE.El laboratorio, que debería haber entregado ayer 383.900 dosis a España en la que debía ser su cuarta remesa, retrasará el envío, pero, además, reducirá la cantidad y solo mandará 200.000 dosis. La llegada de menos dosis de Moderna provocará que las comunidades autónomas tengan que reajustar sus planes, guardando en algunos casos las dosis para garantizar la administración de la segunda dosis de la vacuna a las personas que ya hubieran recibido la primera.
La farmacéutica se ha comprometido a compensarlo en el mes de marzo para cumplir con las 1.040.000 inyecciones previstas en el primer trimestre. ¿Cumplirá entonces?
¿Nacionalizar las vacunas?
Ojalá pudiera desarrollarse pronto la vacuna más avanzada de las varias en las que trabajan los laboratorios del CSIC, porque está claro que esto es como todo: si el hospital está más cerca de tu casa, tienes más posibilidades de llegar a tiempo a que te salven la vida. Pero esa posibilidad tampoco será sencillo que cristalice, porque la inversión que hacemos en investigación y desarrollo es ridícula, y porque son necesarios muchos euros para que el medicamento salte de la fase preliminar a la clínica y de ahí a la de producción. ¿Habrá fondos para eso, como los hay para otras cosas? Igual era mejor que los pusieran ahí, en lugar de destinarlos a los tejemanejes que hacen ciertas administraciones para sacar beneficio del dolor y la muerte ajenas.¿Qué quiere decir todo ésto? Que una vez puesto el futuro económico del universo en manos de la cura del Covid, las vacunas condicionan la política mundial a todos los niveles, de lo micro a lo macro, del concejal de un pueblo murciano que se salta la cola para ponerse la vacuna cuando no le toca, al choque de trenes entre la UE y las grandes farmacéuticas.
Mientras tanto, aquí cada loco con su tema... Pablo Iglesias ha dicho que "las farmacéuticas sólo pretenden hacer negocios y grandes beneficios a costa de la salud pública" y que si tuviera "el poder político necesario", nacionalizaría a las empresas farmacéuticas. Es la segunda vez en pocas semanas que Iglesias nos nacionaliza algo. Primero fue el amago con las eléctricas. Ahora es el turno de las farmacéuticas, cuyas vacunas se han autorizado en la UE y que no podría nacionalizar, aunque tuviera súper poderes, porque no son españolas.
Falta, no obstante, una pregunta obligada: ¿hay algo que no quiera nacionalizar Iglesias? Resulta que sí lo hay: la nación española, a ésa la quiere desnacionalizar. Mucho habla de nacionalizaciones, pero para que las haya tiene que haber una nación. Iglesias, si mal no recordamos, está por una cosa plurinacional.