La moción de censura se ha puesto de moda. En un solo día, el PSOE ha presentado tres mociones de censura autonómicas en comunidades gobernadas por el PP -en Murcia, Madrid, y Castilla y León- tomando por asalto la voluntad popular. Y todo gracias a Ciudadanos, el partido bisagra (chaquetero, en lenguaje cañí), que ha demostrado en mil y una ocasiones que se vende al mejor postor.
El gobierno de la mercadotecnia pretende ganar con la compra de voluntades políticas lo que no es capaz de ganar en las urnas. "Españoles, da igual lo que votéis, porque yo gobernaré" es el mensaje que subyace en el Sanchismo. ¡Viva la democracia!
El detonante del terremoto político que se ha desatado en España tiene su origen en Murcia. El 11 de marzo, Ciudadanos y PSOE registraron una moción de censura contra el presidente de la región, Fernando López Miras (PP) y en el Ayuntamiento de la capital, que llevaba cocinándose en secreto varios meses. Y a raíz de ésto, los socialistas han querido extenderlo a otros ámbitos territoriales para dejar al PP sin poder territorial.
Apenas unas horas después de que se conociese la moción de censura en la Región de Murcia, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció su decisión de disolver la Asamblea de Madrid y convocar elecciones anticipadas para evitar ser víctima de una operación similar. Su movimiento ha provocado la réplica de la oposición madrileña, que ha presentado dos mociones de censura para intentar bloquear el adelanto electoral, lo que ha desembocado en un pulso jurídico sin precedentes.
A la vez, en Castilla y León, el PSOE registró una moción de censura en las Cortes para evitar que su presidente (del PP), Alfonso Fernández Mañueco, hiciese un movimiento similar al de Díaz Ayuso.
Y en Andalucía, única comunidad autónoma que le quedaba al PP, saltaron todas las alertas, a pesar de que parecía un territorio a salvo de sustos. Juanma Moreno Bonilla (Presidente de la Junta de Andalucía, del PP) y Juan Marín (Vicepresidente, de Cs) se apresuraron a escenificar ante los medios la ratificación de su acuerdo de gobierno.
Sin embargo, el efecto boomerang ha derivado en un cambio de sentido inesperado por quienes diseñaron la estrategia, que no son los beneficiaros sino los directamente perjudicados de sus consecuencias directas:
1º.- Fracaso de la moción de censura en Murcia;
2º.- Elecciones en Madrid, que ganará Ayuso (PP) frente a Gabilondo (PSOE);
3º.- Cisma en Ciudadanos, menoscabo de su líder, Inés Arrimadas, y refuerzo de las alianzas entre PP y Cs en Castilla y León, Andalucía y el Ayuntamiento de Madrid, mientras entierra la posibilidad de hacerse con una muleta en el espacio de centro.
¿Por qué? La justificación que la formación naranja ha puesto encima de la mesa para avalar la presentación de la moción ha sido la fraudulenta vacunación anti-Covid de diferentes directivos de la Consejería de Sanidad. ¡Como si fuera la única comunidad donde (por desgracia) ha aflorado el fenómeno de los "vacunajetas"!
¿Qué pretendían, en realidad? Cambiar de socios (gobernaban con el PP, y ahora quieren gobernar con el PSOE).
¿Para qué? Un partido condenado a desaparecer (véase los batacazos electorales logrados en el último año en Galicia, País Vasco y Cataluña) necesita reubicarse en el escenario político.
Inés Arrimadas ha pretendido con este acto reposicionar a Ciudadanos como un partido capaz de pactar tanto con la derecha como con la izquierda. Desde luego, no cabe ninguna duda de que son unos oportunistas y de que Inés Arrimadas es la mayor Judas de la política española. Sirvan como ejemplo sus actos de los últimos meses: las infinitas prórrogas del estado de alarma, o la negociación de los Presupuestos...
¿Cómo? Carlos Cuadrado ('hombre fuerte' de Inés Arrimadas) convocó una reunión urgente en la sede autonómica del partido naranja en Murcia, en la que "de forma autoritaria y verbal" (según relata la vicepresidenta de Murcia, Isabel Franco) indicó una serie de negociaciones llevadas a cabo por Cs. La reunión concluyó deprisa y corriendo debido al toque de queda, entregando a los diputados el documento de la moción de censura, que debían firmar y acatar "por disciplina de partido". Esto significa que en el momento de la votación de la moción (18 de marzo), todos los diputados naranjas debían votar 'Sí' por narices.
Para triunfar la moción de censura necesitaban 23 de los 45 diputados de la Asamblea Regional. Recuento: los que firmaron la censura, 17 del PSOE y 6 de Ciudadanos, más 2 de Podemos-Equo que la apoyan. Total 25, parece que las cuentas les salían...
Pero evidentemente, el PP no se iba a quedar quietecito, y al final ha logrado desbaratar la moción, dinamitando el grupo parlamentario naranja y atrayendo a su posición al menos a la mitad de los diputados regionales del partido de Arrimadas (3), suficientes para que la iniciativa no saliera adelante (como así ha sido).
Los populares necesitaban al menos tres tránsfugas para impedir que la moción de censura en la región de Murcia prosperase. Y los ha buscado en los diputados naranjas Isabel Franco (Cs) -que sigue ocupando la vicepresidencia regional junto al presidente Fernando López Miras (PP)-, Valle Miguélez y Francisco Álvarez (éstos se incorporarán también al Gobierno del PP). ¿Por qué cambiaron de bando? Porque se dieron cuenta de que en realidad se estaba entregando al PSOE el Ayuntamiento de Murcia, a cambio del Gobierno de la Región de Murcia.
Ahora PSOE-Cs patalean, acusando al PP de querer destruir a Cs, de haber "comprado votos y voluntades" y de "sobornar con dinero y poder" a los tránsfugas (que, por cierto, han sido expulsados de Cs y se les ha abierto expediente disciplinario). Y lo dicen sin que se les caiga la cara de vergüenza, cuando precisamente son ellos quienes estaban intentando, hasta el último minuto, captar los votos que les faltaban camelándose a tres parlamentarios que habían sido suspendidos de militancia en Vox en mayo de 2020 tras ser responsabilizados por el partido de haber decidido unilateralmente el despido de 4 trabajadores y de haberse apoderado del control de las cuentas. ¡El PSOE intentando pactar con Vox! Inaudito.
En política se puede hacer todo, menos el ridículo. Es lo que ha hecho Ciudadanos en Murcia presentando una moción de censura que ha fracasado antes de que fuera debatida en la asamblea. Arrimadas y su equipo se han cubierto de gloria. Hay 3 diputados díscolos que han optado por la dignidad frente la indignidad, y que mantendrán su apoyo al PP. Han decidido cumplir el pacto que permitió formar el gobierno de coalición, y por eso no se dejan arrastrar en la operación diseñada por el PSOE para provocar una crisis en el centro derecha a nivel nacional.
A PSOE-Cs les ha salido el tiro por la culata. El resultado de la moción en Murcia ha sido un desastre sin paliativos. Es comprensible el enorme cabreo que existe en La Moncloa, porque no se hicieron los deberes y se calcularon mal los apoyos. No se consiguió Murcia y se confirma que Arrimadas no controla las organizaciones territoriales de su partido, abriendo un cisma en Cs que podría dejarlo fuera de la Asamblea.
Tras todo este embrollo, varios miembros de Cs (como Toni Cantó, portavoz en les Corts Valencianes, o los diputados en la Asamblea de Madrid, Sergio Brabezo y Marta Marbán) han abandonado el partido, y algunos, como Fran Hervías, ya se han inscrito como militantes del PP. Las fugas en Ciudadanos no cesan, lo que ha provocado que el partido de Arrimadas se quede sin grupo propio en el Senado a partir de junio. Asimismo, los senadores Ruth Goñi, por Navarra, y Emilio Argüeso, por la Comunitat Valenciana, han anunciado su baja del partido y ambos pasarán al grupo mixto en la Cámara Alta. Estas bajas se suman a la del diputado Pablo Cambronero que también deja a su grupo en el Congreso y se pasa al mixto, y a la dimisión de la diputada por Alicante y portavoz de educación Marta Martín.
Y a pesar de todo, Arrimadas no se plantea dimitir, y Edmundo Bal invita a irse a quienes no crean en su proyecto político. La dirección de Cs concluye que está "en el camino correcto" y que saldrá más fuerte. ¡De ilusión también se vive!
El caso es que lo que parecía una auténtica catástrofe para el PP y un golpe irreversible que podía acabar con Pablo Casado, obligándolo a abrazarse a Vox (a arrinconarse en la extrema derecha), se está transformando en una victoria que le puede ayudar en la refundación de ese espacio político.
[Actualización 25 marzo: Si bien la moción de censura en la región de Murcia no salió adelante, sí lo ha hecho la del Ayuntamiento murciano, gracias a los votos de los 9 concejales del PSOE, los 4 de Ciudadanos y los 2 de Podemos-Equo, que han sumado los 15 de los 29 apoyos necesarios. El alcalde popular del Ayuntamiento de Murcia, José Ballesta, sólo ha contado con los apoyos de los 11 concejales de su partido y los 3 Vox. Por tanto, el concejal socialista, José Antonio Serrano, será el nuevo alcalde de Murcia hasta que finalice la actual legislatura en 2023. Con la llegada de Serrano a la alcaldía, los socialistas recuperan el bastón de mando de Murcia tras 26 años de gobierno popular.]
Ayuso no se equivocaba. Paralelamente, PSOE y de Más Madrid estaban redactando sendas mociones de censuras contra su gobierno. Pero llegaron tarde. Se presentaron a las 13:03h, la primera, y a las 13:07h, la segunda.
Muy enfadados por haber perdido el tren, los socialcomunistas llevaron el asunto ante los Tribunales, alegando que el decreto de Ayuso no se había publicado en el Boletín Oficial de la CAM (lo haría al día siguiente) cuando ellos presentaron sus mociones, y que por tanto, no tenía validez. Asimismo, solicitaron al juez medidas cautelares de suspensión de dicho decreto.
Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha dado a Ayuso su primera victoria, al entender que la facultad de convocar elecciones queda "válidamente ejercitada desde el momento en que firma el decreto de disolución y convocatoria de elecciones, y sin perjuicio de que la eficacia de esta convocatoria electoral se despliegue una vez publicado el repetido decreto en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM)".
Así que finalmente habrá elecciones autonómicas en Madrid el 4 de mayo.
Críticas del PSOE a la decisión de Ayuso de convocar elecciones anticipadas: "es una locura convocar elecciones en Madrid en mitad de una pandemia".
¿Y no lo era en Cataluña? Parecen haber olvidado su empeño en celebrar los comicios catalanes el 14 de febrero para evitar que se desinflase el 'efecto Illa', negándose en rotundo a aplazarlas al 30 de mayo (como pedían los nacionalistas). (No olvidemos que la cuarta ola de coronavirus estaba en su momento álgido el 14-F).
Pero la cosa no ha acabado aquí. La noticia bomba la soltó Pablo Iglesias el lunes 15 de marzo, al anunciar su decisión de abandonar la vicepresidencia de Gobierno para presentarse como candidato a la presidencia de Madrid como líder de Podemos y "arrasar" en las urnas contra Ayuso. La aspiración y objetivo de Pablo Iglesias es ser la tercera fuerza política de la capital, por detrás del PP y PSOE, y adelantar las tres posiciones que hace 2 años le colocaron a la cola, en 6ª posición por detrás de Ciudadanos, Más País y Vox.
Por cierto, que el vídeo en el que hacía pública su renuncia fue grabado desde su despacho del Ministerio, lo que vulnera los principios de neutralidad, imparcialidad e igualdad amparados por la normativa electoral, motivo por el que el PP lo ha denunciado ante la Junta Electoral Provincial de Madrid y solicitado se le abra un expediente sancionador (se enfrenta a una multa de 300 a 3.000€).
Entre los puntos que más perplejidad han generado la repentina decisión de Iglesias están:
* La testosterona del «macho alfa» ha provocado el relevo de una mujer, Isa Serra, que no podrá presentarse como candidata de Podemos.
* Iglesias ha propuesto a Íñigo Errejón presentar una candidatura única de Unidas Podemos y Más Madrid, encabezada -por supuesto- por el propio Iglesias, lo que provocaría otra baja feminista, la de Mónica García (Más Madrid). ¡Hay que tener jeta! En las elecciones regionales de 2019, Más Madrid consiguió un 14,69% de los sufragios (20 diputados), mientras que Podemos se quedó al borde del abismo con el 5,60% de las papeletas y 7 parlamentarios (perdieron 20 escaños). ¿Por qué iban a cederle su trono? Evidentemente, la propuesta de Iglesias ha sido rechazada.
* Antes de abandonar el gobierno central (previsiblemente el 14 de abril), Iglesias ha tenido la desfachatez anunciar los relevos y nuevos nombramientos en el Ejecutivo, sin consultar con Pedro Sánchez. ¿Quién le sustituirá? Propone a Yolanda Díaz (actual ministra de Trabajo y Economía Social) como nueva vicepresidenta segunda del gobierno, y a Ione Belarra (nº 2 de Iglesias y actual secretaria de Estado para la Agenda 2030) como ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030. La decisión de Sánchez: ascenso de Nadia Calviño a la vicepresidencia segunda y Yolanda Díaz queda relegada a la vicepresidencia tercera, aunque mantendrá el ministerio de Trabajo.
¿Cómo ha reaccionado Ayuso a la candidatura de Iglesias como rival? "España me debe una, he conseguido sacar a Pablo Iglesias de La Moncloa" (¡cuánta razón!). "Comunismo o libertad" será su eslógan para la campaña electoral. Los populares vaticinan que, contra Iglesias, la mayoría absoluta de Ayuso es segura (¡ojalá!).
El efecto colateral de las elecciones en Madrid puede comportar que Podemos y Ciudadanos se queden sin representación en la Cámara autonómica (se necesita un mínimo del 5% de los votos). Lo primero sería un duro golpe para Pablo Iglesias, mientras que lo segundo significaría un «¡sálvese quien pueda!» para los de Arrimadas, favoreciendo el tránsito de sus cargos hacia populares o socialistas (más bien a los primeros, como ya está ocurriendo). [El 25 de mazo, el ex-Ciudadano Toni Cantó anunció su incorporación a las listas del PP en Madrid].
Y es que, ante el fiasco de la moción de Murcia, Cs ha reculado y ha anunciado que «rechaza apoyar la moción de censura que ha presentado el PSOE en Castilla y León, por considerarla irresponsable, inoportuna y contraproducente para los intereses de los ciudadanos de la comunidad». Cs tiene 12 procuradores en las Cortes de Castilla y León.
El PSOE necesita 41 apoyos para ganar la moción. Cuenta con el apoyo fijo de sus 35 procuradores. Le faltan 6 para poder aupar a Luis Tudanca al sillón principal de la bancada socialista de Gobierno. Cuenta con los 2 de Podemos. Le faltan 4. Podría rascarlos de Por Ávila y UPL a cambio, quizá, de concesiones presupuestarias o de convertir en prioritarios ciertos proyectos para sus territorios. Y aún necesitaría 2 procuradores de Cs para romper el eje azul-naranja que permite gobernar a Alfonso Fernández Mañueco (29 procuradores).
Desde Ciudadanos se repite: No tiene su apoyo. Y desde el PSOE se reitera: la moción se presenta para ganarla. Y se deja en el aire un cierto halo de misterio que insinúa que tienen esperanzas de sumar los 41 de aquí al día en que se celebre la votación, el 22 de marzo.
[Actualización 23 marzo: La moción de censura en Castilla y León presentada por Luis Tudanca (PSOE) embarrancó por falta de apoyos. Resultado de la votación: Sí, los 35 votos del PSOE y 2 de Podemos. No, 29 del PP, 11 de Cs y 1 de Vox. Abstenciones, UPL (1), de Por Ávila (1), y 1 Cs de una parlamentaria que abandonó el partido justo antes de la moción.]
José Luis Ábalos, capataz de Ferraz, y Félix Bolaños, fontanero supremo de Presidencia, cocinaron durante semanas este delicado amasijo que pretendía llevarse por delante, no sólo a Pablo Casado, sino a Isabel Díaz Ayuso, la figura más poderosa y fulgente en el árido territorio de la derecha. Un Carlos Cuadrado, lugarteniente de Inés Arrimadas, atendía y trasladaba las instrucciones como un mozo de estación. El día D, el miércoles 10 de marzo, Redondo lanzó su ataque. Moción en Murcia, Madrid y Valladolid.
El PP reaccionó en tres fases: desconcierto, pavor y pánico. Ayuso se revolvió y convocó elecciones. Teodoro García Egea, nº 2 de Génova, viajó de noche a su tierra y desbarató la conjura naranja murciana. Y ahí se frenó todo. Un gatillazo en toda regla. El guión monclovita experimentó un descomunal vuelco y todos los pronósticos, análisis y proyecciones se colaron por el desagüe.
El grotesco espectáculo de esta conjura, un abracadabrante y torpe esperpento, tiene consecuencias graves. El descrédito de nuestra clase política es posiblemente el más notorio pero el menos importante, ya que a estas alturas es difícil creer que la respetabilidad de los protagonistas de nuestra cosa pública pueda caer más bajo.
Inés Arrimadas y Ciudadanos salen achicharrados de esta conspiración chapucera. La líder naranja intentó una apuesta audaz pero alocada. Un pacto suicida con el PSOE, a la espera de recompensa en forma de una vicepresidencia y dos ministerios en el nuevo Ejecutivo de coalición, cuando Sánchez se desprenda de Pablo Iglesias.
Con todo, el aspecto más llamativo de este cambalache es, sin duda, el que afecta al gran estratega de la Moncloa. Es la primera vez que Iván Redondo muerde el polvo en su condición de sumo hacedor en los designios de la Moncloa.
Con su alocada aventura, coronada por la ambición descoyuntada de Arrimadas, ha consumado un auténtico estropicio.
Consolida al PP en la Región de Murcia, donde gobierna desde hace más de tres décadas.
Relanza la imagen meteórica de Isabel Díaz Ayuso, que se impondrá sin despeinarse en la crucial batalla del 4-M.
Refuerza los Gobiernos de Castilla y León y de Andalucía, donde Ciudadanos no osará ya abrir la boca ni para rechistar.
Y, finalmente, logra lo que parecía imposible: reaviva a un Casado que deambulaba inerte y mortecino, zigzagueante y tambaleante, y lo reacomoda en el frontispicio de la derecha nacional.
Todo ésto de una sola tacada y, posiblemente, sin venir demasiado a cuento.
Un sonado fracaso de la Moncloa que hasta ahora se había presentado infalible en sus movimientos tácticos, ayudados por una corte de aduladores mediáticos dispuesta a camuflar y disimular los fallos del equipo de Pedro Sánchez. Éste, envalentonado por el supuesto éxito de la ‘operación Illa’ en Cataluña -que apenas cosechó 40.000 votos más que en 2017-, los gurús gubernamentales se lanzaron a "conquistar el espacio de centro" sobre la base del millón de "huérfanos" abstencionistas de Ciudadanos registrados el 14-F. #Fail.
El gobierno de la mercadotecnia pretende ganar con la compra de voluntades políticas lo que no es capaz de ganar en las urnas. "Españoles, da igual lo que votéis, porque yo gobernaré" es el mensaje que subyace en el Sanchismo. ¡Viva la democracia!
El detonante del terremoto político que se ha desatado en España tiene su origen en Murcia. El 11 de marzo, Ciudadanos y PSOE registraron una moción de censura contra el presidente de la región, Fernando López Miras (PP) y en el Ayuntamiento de la capital, que llevaba cocinándose en secreto varios meses. Y a raíz de ésto, los socialistas han querido extenderlo a otros ámbitos territoriales para dejar al PP sin poder territorial.
Apenas unas horas después de que se conociese la moción de censura en la Región de Murcia, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció su decisión de disolver la Asamblea de Madrid y convocar elecciones anticipadas para evitar ser víctima de una operación similar. Su movimiento ha provocado la réplica de la oposición madrileña, que ha presentado dos mociones de censura para intentar bloquear el adelanto electoral, lo que ha desembocado en un pulso jurídico sin precedentes.
A la vez, en Castilla y León, el PSOE registró una moción de censura en las Cortes para evitar que su presidente (del PP), Alfonso Fernández Mañueco, hiciese un movimiento similar al de Díaz Ayuso.
Y en Andalucía, única comunidad autónoma que le quedaba al PP, saltaron todas las alertas, a pesar de que parecía un territorio a salvo de sustos. Juanma Moreno Bonilla (Presidente de la Junta de Andalucía, del PP) y Juan Marín (Vicepresidente, de Cs) se apresuraron a escenificar ante los medios la ratificación de su acuerdo de gobierno.
Sin embargo, el efecto boomerang ha derivado en un cambio de sentido inesperado por quienes diseñaron la estrategia, que no son los beneficiaros sino los directamente perjudicados de sus consecuencias directas:
1º.- Fracaso de la moción de censura en Murcia;
2º.- Elecciones en Madrid, que ganará Ayuso (PP) frente a Gabilondo (PSOE);
3º.- Cisma en Ciudadanos, menoscabo de su líder, Inés Arrimadas, y refuerzo de las alianzas entre PP y Cs en Castilla y León, Andalucía y el Ayuntamiento de Madrid, mientras entierra la posibilidad de hacerse con una muleta en el espacio de centro.
Moción de censura en Murcia
Lo más sorprendente de la moción de censura en Murcia es que es la primera automoción de censura de la historia, porque Ciudadanos ya formaba parte del ejecutivo regional murciano, con 4 de los 11 puestos en el Gobierno. O sea, Cs-PSOEs ha presentado una moción contra Cs-PP. Grotesco.¿Por qué? La justificación que la formación naranja ha puesto encima de la mesa para avalar la presentación de la moción ha sido la fraudulenta vacunación anti-Covid de diferentes directivos de la Consejería de Sanidad. ¡Como si fuera la única comunidad donde (por desgracia) ha aflorado el fenómeno de los "vacunajetas"!
¿Qué pretendían, en realidad? Cambiar de socios (gobernaban con el PP, y ahora quieren gobernar con el PSOE).
¿Para qué? Un partido condenado a desaparecer (véase los batacazos electorales logrados en el último año en Galicia, País Vasco y Cataluña) necesita reubicarse en el escenario político.
Inés Arrimadas ha pretendido con este acto reposicionar a Ciudadanos como un partido capaz de pactar tanto con la derecha como con la izquierda. Desde luego, no cabe ninguna duda de que son unos oportunistas y de que Inés Arrimadas es la mayor Judas de la política española. Sirvan como ejemplo sus actos de los últimos meses: las infinitas prórrogas del estado de alarma, o la negociación de los Presupuestos...
¿Cómo? Carlos Cuadrado ('hombre fuerte' de Inés Arrimadas) convocó una reunión urgente en la sede autonómica del partido naranja en Murcia, en la que "de forma autoritaria y verbal" (según relata la vicepresidenta de Murcia, Isabel Franco) indicó una serie de negociaciones llevadas a cabo por Cs. La reunión concluyó deprisa y corriendo debido al toque de queda, entregando a los diputados el documento de la moción de censura, que debían firmar y acatar "por disciplina de partido". Esto significa que en el momento de la votación de la moción (18 de marzo), todos los diputados naranjas debían votar 'Sí' por narices.
Para triunfar la moción de censura necesitaban 23 de los 45 diputados de la Asamblea Regional. Recuento: los que firmaron la censura, 17 del PSOE y 6 de Ciudadanos, más 2 de Podemos-Equo que la apoyan. Total 25, parece que las cuentas les salían...
Pero evidentemente, el PP no se iba a quedar quietecito, y al final ha logrado desbaratar la moción, dinamitando el grupo parlamentario naranja y atrayendo a su posición al menos a la mitad de los diputados regionales del partido de Arrimadas (3), suficientes para que la iniciativa no saliera adelante (como así ha sido).
Los populares necesitaban al menos tres tránsfugas para impedir que la moción de censura en la región de Murcia prosperase. Y los ha buscado en los diputados naranjas Isabel Franco (Cs) -que sigue ocupando la vicepresidencia regional junto al presidente Fernando López Miras (PP)-, Valle Miguélez y Francisco Álvarez (éstos se incorporarán también al Gobierno del PP). ¿Por qué cambiaron de bando? Porque se dieron cuenta de que en realidad se estaba entregando al PSOE el Ayuntamiento de Murcia, a cambio del Gobierno de la Región de Murcia.
Ahora PSOE-Cs patalean, acusando al PP de querer destruir a Cs, de haber "comprado votos y voluntades" y de "sobornar con dinero y poder" a los tránsfugas (que, por cierto, han sido expulsados de Cs y se les ha abierto expediente disciplinario). Y lo dicen sin que se les caiga la cara de vergüenza, cuando precisamente son ellos quienes estaban intentando, hasta el último minuto, captar los votos que les faltaban camelándose a tres parlamentarios que habían sido suspendidos de militancia en Vox en mayo de 2020 tras ser responsabilizados por el partido de haber decidido unilateralmente el despido de 4 trabajadores y de haberse apoderado del control de las cuentas. ¡El PSOE intentando pactar con Vox! Inaudito.
En política se puede hacer todo, menos el ridículo. Es lo que ha hecho Ciudadanos en Murcia presentando una moción de censura que ha fracasado antes de que fuera debatida en la asamblea. Arrimadas y su equipo se han cubierto de gloria. Hay 3 diputados díscolos que han optado por la dignidad frente la indignidad, y que mantendrán su apoyo al PP. Han decidido cumplir el pacto que permitió formar el gobierno de coalición, y por eso no se dejan arrastrar en la operación diseñada por el PSOE para provocar una crisis en el centro derecha a nivel nacional.
A PSOE-Cs les ha salido el tiro por la culata. El resultado de la moción en Murcia ha sido un desastre sin paliativos. Es comprensible el enorme cabreo que existe en La Moncloa, porque no se hicieron los deberes y se calcularon mal los apoyos. No se consiguió Murcia y se confirma que Arrimadas no controla las organizaciones territoriales de su partido, abriendo un cisma en Cs que podría dejarlo fuera de la Asamblea.
Tras todo este embrollo, varios miembros de Cs (como Toni Cantó, portavoz en les Corts Valencianes, o los diputados en la Asamblea de Madrid, Sergio Brabezo y Marta Marbán) han abandonado el partido, y algunos, como Fran Hervías, ya se han inscrito como militantes del PP. Las fugas en Ciudadanos no cesan, lo que ha provocado que el partido de Arrimadas se quede sin grupo propio en el Senado a partir de junio. Asimismo, los senadores Ruth Goñi, por Navarra, y Emilio Argüeso, por la Comunitat Valenciana, han anunciado su baja del partido y ambos pasarán al grupo mixto en la Cámara Alta. Estas bajas se suman a la del diputado Pablo Cambronero que también deja a su grupo en el Congreso y se pasa al mixto, y a la dimisión de la diputada por Alicante y portavoz de educación Marta Martín.
Y a pesar de todo, Arrimadas no se plantea dimitir, y Edmundo Bal invita a irse a quienes no crean en su proyecto político. La dirección de Cs concluye que está "en el camino correcto" y que saldrá más fuerte. ¡De ilusión también se vive!
El caso es que lo que parecía una auténtica catástrofe para el PP y un golpe irreversible que podía acabar con Pablo Casado, obligándolo a abrazarse a Vox (a arrinconarse en la extrema derecha), se está transformando en una victoria que le puede ayudar en la refundación de ese espacio político.
[Actualización 25 marzo: Si bien la moción de censura en la región de Murcia no salió adelante, sí lo ha hecho la del Ayuntamiento murciano, gracias a los votos de los 9 concejales del PSOE, los 4 de Ciudadanos y los 2 de Podemos-Equo, que han sumado los 15 de los 29 apoyos necesarios. El alcalde popular del Ayuntamiento de Murcia, José Ballesta, sólo ha contado con los apoyos de los 11 concejales de su partido y los 3 Vox. Por tanto, el concejal socialista, José Antonio Serrano, será el nuevo alcalde de Murcia hasta que finalice la actual legislatura en 2023. Con la llegada de Serrano a la alcaldía, los socialistas recuperan el bastón de mando de Murcia tras 26 años de gobierno popular.]
Moción de censura en Madrid
Convencida como estaba de que la operación de la izquierda con Ciudadanos en Murcia se iba a repetir en la Comunidad de Madrid con otra moción de censura, Isabel Díaz Ayuso se adelantó a los acontecimientos y firmó un decreto de disolución de la Asamblea de Madrid y de convocatoria de elecciones. Eran las 12:25h del miércoles 10 de marzo.Ayuso no se equivocaba. Paralelamente, PSOE y de Más Madrid estaban redactando sendas mociones de censuras contra su gobierno. Pero llegaron tarde. Se presentaron a las 13:03h, la primera, y a las 13:07h, la segunda.
Muy enfadados por haber perdido el tren, los socialcomunistas llevaron el asunto ante los Tribunales, alegando que el decreto de Ayuso no se había publicado en el Boletín Oficial de la CAM (lo haría al día siguiente) cuando ellos presentaron sus mociones, y que por tanto, no tenía validez. Asimismo, solicitaron al juez medidas cautelares de suspensión de dicho decreto.
Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha dado a Ayuso su primera victoria, al entender que la facultad de convocar elecciones queda "válidamente ejercitada desde el momento en que firma el decreto de disolución y convocatoria de elecciones, y sin perjuicio de que la eficacia de esta convocatoria electoral se despliegue una vez publicado el repetido decreto en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM)".
Así que finalmente habrá elecciones autonómicas en Madrid el 4 de mayo.
Críticas del PSOE a la decisión de Ayuso de convocar elecciones anticipadas: "es una locura convocar elecciones en Madrid en mitad de una pandemia".
¿Y no lo era en Cataluña? Parecen haber olvidado su empeño en celebrar los comicios catalanes el 14 de febrero para evitar que se desinflase el 'efecto Illa', negándose en rotundo a aplazarlas al 30 de mayo (como pedían los nacionalistas). (No olvidemos que la cuarta ola de coronavirus estaba en su momento álgido el 14-F).
Pero la cosa no ha acabado aquí. La noticia bomba la soltó Pablo Iglesias el lunes 15 de marzo, al anunciar su decisión de abandonar la vicepresidencia de Gobierno para presentarse como candidato a la presidencia de Madrid como líder de Podemos y "arrasar" en las urnas contra Ayuso. La aspiración y objetivo de Pablo Iglesias es ser la tercera fuerza política de la capital, por detrás del PP y PSOE, y adelantar las tres posiciones que hace 2 años le colocaron a la cola, en 6ª posición por detrás de Ciudadanos, Más País y Vox.
Por cierto, que el vídeo en el que hacía pública su renuncia fue grabado desde su despacho del Ministerio, lo que vulnera los principios de neutralidad, imparcialidad e igualdad amparados por la normativa electoral, motivo por el que el PP lo ha denunciado ante la Junta Electoral Provincial de Madrid y solicitado se le abra un expediente sancionador (se enfrenta a una multa de 300 a 3.000€).
Entre los puntos que más perplejidad han generado la repentina decisión de Iglesias están:
* La testosterona del «macho alfa» ha provocado el relevo de una mujer, Isa Serra, que no podrá presentarse como candidata de Podemos.
* Iglesias ha propuesto a Íñigo Errejón presentar una candidatura única de Unidas Podemos y Más Madrid, encabezada -por supuesto- por el propio Iglesias, lo que provocaría otra baja feminista, la de Mónica García (Más Madrid). ¡Hay que tener jeta! En las elecciones regionales de 2019, Más Madrid consiguió un 14,69% de los sufragios (20 diputados), mientras que Podemos se quedó al borde del abismo con el 5,60% de las papeletas y 7 parlamentarios (perdieron 20 escaños). ¿Por qué iban a cederle su trono? Evidentemente, la propuesta de Iglesias ha sido rechazada.
* Antes de abandonar el gobierno central (previsiblemente el 14 de abril), Iglesias ha tenido la desfachatez anunciar los relevos y nuevos nombramientos en el Ejecutivo, sin consultar con Pedro Sánchez. ¿Quién le sustituirá? Propone a Yolanda Díaz (actual ministra de Trabajo y Economía Social) como nueva vicepresidenta segunda del gobierno, y a Ione Belarra (nº 2 de Iglesias y actual secretaria de Estado para la Agenda 2030) como ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030. La decisión de Sánchez: ascenso de Nadia Calviño a la vicepresidencia segunda y Yolanda Díaz queda relegada a la vicepresidencia tercera, aunque mantendrá el ministerio de Trabajo.
¿Cómo ha reaccionado Ayuso a la candidatura de Iglesias como rival? "España me debe una, he conseguido sacar a Pablo Iglesias de La Moncloa" (¡cuánta razón!). "Comunismo o libertad" será su eslógan para la campaña electoral. Los populares vaticinan que, contra Iglesias, la mayoría absoluta de Ayuso es segura (¡ojalá!).
El efecto colateral de las elecciones en Madrid puede comportar que Podemos y Ciudadanos se queden sin representación en la Cámara autonómica (se necesita un mínimo del 5% de los votos). Lo primero sería un duro golpe para Pablo Iglesias, mientras que lo segundo significaría un «¡sálvese quien pueda!» para los de Arrimadas, favoreciendo el tránsito de sus cargos hacia populares o socialistas (más bien a los primeros, como ya está ocurriendo). [El 25 de mazo, el ex-Ciudadano Toni Cantó anunció su incorporación a las listas del PP en Madrid].
Moción de censura en Castilla y León
Otra moción que quedará en un susto es la de Castilla y León. Desde Génova se apretaba a Alfonso Fernández Mañueco para que pulsara el botón rojo del adelanto electoral, algo que no pensaba hacer. Convocar elecciones ahora, con el desgaste que ha supuesto la gestión de la pandemia, tanto para PP como para Ciudadanos, y con la tendencia al alza de Vox, eran una maniobra arriesgada. En ese punto, el PP miró a su socio de Gobierno y Ciudadanos se prestó a escenificar, como hicieron los dirigentes andaluces, la ratificación de su acuerdo.Y es que, ante el fiasco de la moción de Murcia, Cs ha reculado y ha anunciado que «rechaza apoyar la moción de censura que ha presentado el PSOE en Castilla y León, por considerarla irresponsable, inoportuna y contraproducente para los intereses de los ciudadanos de la comunidad». Cs tiene 12 procuradores en las Cortes de Castilla y León.
El PSOE necesita 41 apoyos para ganar la moción. Cuenta con el apoyo fijo de sus 35 procuradores. Le faltan 6 para poder aupar a Luis Tudanca al sillón principal de la bancada socialista de Gobierno. Cuenta con los 2 de Podemos. Le faltan 4. Podría rascarlos de Por Ávila y UPL a cambio, quizá, de concesiones presupuestarias o de convertir en prioritarios ciertos proyectos para sus territorios. Y aún necesitaría 2 procuradores de Cs para romper el eje azul-naranja que permite gobernar a Alfonso Fernández Mañueco (29 procuradores).
Desde Ciudadanos se repite: No tiene su apoyo. Y desde el PSOE se reitera: la moción se presenta para ganarla. Y se deja en el aire un cierto halo de misterio que insinúa que tienen esperanzas de sumar los 41 de aquí al día en que se celebre la votación, el 22 de marzo.
[Actualización 23 marzo: La moción de censura en Castilla y León presentada por Luis Tudanca (PSOE) embarrancó por falta de apoyos. Resultado de la votación: Sí, los 35 votos del PSOE y 2 de Podemos. No, 29 del PP, 11 de Cs y 1 de Vox. Abstenciones, UPL (1), de Por Ávila (1), y 1 Cs de una parlamentaria que abandonó el partido justo antes de la moción.]
El fiasco del volcán murciano
Moncloa ha hecho estallar el volcán murciano, la jugada perfecta parida desde la máquina de estrategias de Iván Redondo, la apuesta decisiva para acabar de una vez por todas con las posibilidades de Casado de convertirse en presidente del Gobierno en unos cuantos años. Es decir, en nunca jamás. Una explosión en Murcia, una réplica estruendosa en Madrid y, en paralelo, mucho ruido y agitación de voces y despachos en la vieja Castilla y en Andalucía.José Luis Ábalos, capataz de Ferraz, y Félix Bolaños, fontanero supremo de Presidencia, cocinaron durante semanas este delicado amasijo que pretendía llevarse por delante, no sólo a Pablo Casado, sino a Isabel Díaz Ayuso, la figura más poderosa y fulgente en el árido territorio de la derecha. Un Carlos Cuadrado, lugarteniente de Inés Arrimadas, atendía y trasladaba las instrucciones como un mozo de estación. El día D, el miércoles 10 de marzo, Redondo lanzó su ataque. Moción en Murcia, Madrid y Valladolid.
El PP reaccionó en tres fases: desconcierto, pavor y pánico. Ayuso se revolvió y convocó elecciones. Teodoro García Egea, nº 2 de Génova, viajó de noche a su tierra y desbarató la conjura naranja murciana. Y ahí se frenó todo. Un gatillazo en toda regla. El guión monclovita experimentó un descomunal vuelco y todos los pronósticos, análisis y proyecciones se colaron por el desagüe.
El grotesco espectáculo de esta conjura, un abracadabrante y torpe esperpento, tiene consecuencias graves. El descrédito de nuestra clase política es posiblemente el más notorio pero el menos importante, ya que a estas alturas es difícil creer que la respetabilidad de los protagonistas de nuestra cosa pública pueda caer más bajo.
Inés Arrimadas y Ciudadanos salen achicharrados de esta conspiración chapucera. La líder naranja intentó una apuesta audaz pero alocada. Un pacto suicida con el PSOE, a la espera de recompensa en forma de una vicepresidencia y dos ministerios en el nuevo Ejecutivo de coalición, cuando Sánchez se desprenda de Pablo Iglesias.
Con todo, el aspecto más llamativo de este cambalache es, sin duda, el que afecta al gran estratega de la Moncloa. Es la primera vez que Iván Redondo muerde el polvo en su condición de sumo hacedor en los designios de la Moncloa.
Con su alocada aventura, coronada por la ambición descoyuntada de Arrimadas, ha consumado un auténtico estropicio.
Consolida al PP en la Región de Murcia, donde gobierna desde hace más de tres décadas.
Relanza la imagen meteórica de Isabel Díaz Ayuso, que se impondrá sin despeinarse en la crucial batalla del 4-M.
Refuerza los Gobiernos de Castilla y León y de Andalucía, donde Ciudadanos no osará ya abrir la boca ni para rechistar.
Y, finalmente, logra lo que parecía imposible: reaviva a un Casado que deambulaba inerte y mortecino, zigzagueante y tambaleante, y lo reacomoda en el frontispicio de la derecha nacional.
Todo ésto de una sola tacada y, posiblemente, sin venir demasiado a cuento.
Un sonado fracaso de la Moncloa que hasta ahora se había presentado infalible en sus movimientos tácticos, ayudados por una corte de aduladores mediáticos dispuesta a camuflar y disimular los fallos del equipo de Pedro Sánchez. Éste, envalentonado por el supuesto éxito de la ‘operación Illa’ en Cataluña -que apenas cosechó 40.000 votos más que en 2017-, los gurús gubernamentales se lanzaron a "conquistar el espacio de centro" sobre la base del millón de "huérfanos" abstencionistas de Ciudadanos registrados el 14-F. #Fail.