Primero la culpa fue de los jóvenes, luego del ocio nocturno, y más tarde de los fumadores y de las prostitutas. De formar rastreadores, controles en aeropuertos, facilitar las pruebas a la población y actualización de datos cada 24 horas, ni hablamos. El verano de 2020 termina con la apesadumbrada certeza de que vivimos en un estado fallido. La desescalada ha sido un desastre sin paliativos, y la razón fundamental del desastre ha sido que los ciudadanos hemos hecho caso de las recomendaciones de las autoridades locales, autonómicas y centrales . Desde que empezó la pandemia, el Gobierno ha lanzado diferentes eslóganes . Decía el presidente que entrábamos juntos y saldríamos juntos de la crisis sanitaria. Luego, cuando el número de contagios y de muertes disminuyó, Moncloa lanzó un nuevo eslogan: " Salimos más fuertes ". Pero ese optimismo chocó bruscamente contra la realidad de este verano en el que ha vuelto a aumentar la incidencia del virus. De hecho, no hemos sali...