Con la irrupción del coronavirus han ido surgiendo diversos grupos de población que piensan de forma distinta: grupos anticiencia, conspiranoicos, antivacunas, negacionistas, vendedores de humo... A ellos se unen los que disienten de las medidas totalitarias adoptadas por los gobiernos y las critican. Pero por abreviar, al final TODOS han acabado en el mismo saco bajo el apelativo de 'negacionistas', cuando no debería ser así.
Por definición, un negacionista es aquel que niega la existencia de algo (en este caso, del coronavirus). También son llamados 'terraplanistas del Covid' o 'covidiotas', y se asocian a una ideología extremista (ultraderecha y neonazis) e incluso sectaria. Los negacionistas rechazan la existencia del coronavirus en diferente grado: para algunos no existe en absoluto y para otros puede existir, pero no con la gravedad que las autoridades sanitarias le confieren. Consideran que una élite poderosa está aprovechando la crisis para instaurar un Nuevo Orden Mundial. Según ellos, políticos, grandes corporaciones (especialmente farmacéuticas y medios de comunicación) forman parte de un plan oculto, urdido para engañarnos y aumentar su cifra de negocio o el control sobre nosotros.
Los conspiranoicos mantienen teorías como que el virus no es natural y que ha sido creado para ganar dinero con las vacunas o tratamientos antivirales. O que es un arma biológica china, americana, judía o fundamentalista. O un esquema para reducir la población mundial impulsado por Inglaterra y Bill Gates, e incluso que el Covid es una conspiración mundial para inocular vacunas a la población repletas de microchips para controlarnos a todos a través del 5G.
Por su parte, los grupos anticiencia desconfían de la ciencia, descalificándola y deshumanizándola. Nacen de la falta de información y conducen a una falta de confianza en la ciencia.
Y los “vendedores de humo” y de curas milagrosas surgen como consecuencia de las pseudociencias o pseudoterapias, y lo que pretenden es conseguir un beneficio económico o comercial.
La multiplicación de las teorías de la conspiración y de las personas que las defienden, dando la espalda a los consensos científicos, es tal, que ya está siendo estudiada como una línea de investigación paralela a la pandemia.
Pero, ¿quiénes están detrás de ese movimiento y de la marea de personas que niega la existencia del coronavirus y la crisis sanitaria, o atribuye la pandemia a un intento de manipular a los ciudadanos? Hay personas de todo tipo y condición que piensan así: médicos (como la asociación Médicos por la Verdad que difunden que el Covid no es más que una gripe), famosos (como Miguel Bosé o Enrique Bunbury), políticos (como Bolsonaro o Donald Trump), influencers...
¿A qué se debe su aparición? La desconfianza hacia los políticos y las instituciones, sumada a la indignación por las duras medidas adoptadas durante la crisis sanitaria que comparten personas de cualquier ideología y creencias, ha facilitado que acaben calando en mucha gente y que el 'negacionismo' se haya convertido en un movimiento global.
Pero una cosa es decir que el Covid es una farsa que no existe, o que es fruto de una conspiración mundial, y otra muy distinta es disentir de la negligente actuación del Gobierno, y criticar las medidas que se han tomado, como por ejemplo, el uso de mascarilla 24/7.
Porque en nuestro país se está etiquetando de 'negacionista' a todo aquel que disiente de las medidas totalitarias que ha decretado (y sigue haciéndolo) este gobierno de inútiles, muchas de las cuales infringen nuestra Constitución, y sin lugar a dudas, vulneran todo tipo de derechos y libertades.
El 16 de agosto se produjo una manifestación de 'negacionistas' en la Plaza Colón de Madrid que congregó a unas 3.000 personas. "Libertad: No a la mascarilla obligatoria, no al confinamiento, no a la vacuna", se leía en la pancarta inicial. Además, se escucharon cánticos como “libertad”, “televisión manipulación”, “el derecho a decidir” (respecto a vacunarse), "Illa, Illa, Illa, fuera la mascarilla".
¿Es ésto ser negacionista? Entonces me declaro negacionista. Y ojo! yo no niego la existencia del Covid, pero considero que se están tomando medidas desproporcionadas (especialmente ahora, cuando ya ha pasado lo peor), y sobre todo, sin distinción entre personas sanas y enfermas, al igual que tampoco se diferencia entre territorios que tienen un elevado número de contagios frente a otros en los que apenas hay incidencia.
Tampoco creo que haya que llevar mascarilla a todas horas y en todas partes. Protección sí, pero en espacios cerrados o en aglomeraciones. ¿Qué sentido tiene ir a la playa con mascarilla o al campo, donde probablemente ni siquiera te cruces con nadie y en cualquier caso, hay espacio suficiente para distanciarte dos dichosos metros?
Estoy convencida de que, con la excusa de la pandemia, nos han quitado un sinfín de derechos humanos y libertades. Y me temo que, si algún día desaparece el coronavirus, no vuelvan a restituirse.
Está claro que no habríamos llegado a este punto de totalitarismo sin la complicidad de los medios de comunicación. Para que acatemos lasnormas prohibiciones, los gobiernos están haciendo una gran campaña de terrorismo mediático en todo el mundo para infundir miedo en la sociedad.
Queremos recuperar nuestras libertades y que nos dejen volver a lo de siempre. ¿Dónde queda el discurso de que tenemos que aprender a vivir con el virus?
* Porque fue el Gobierno de la nación el que negó que pudiese llegar el virus a España.
* Fue el Gobierno de la nación el que dijo que habría como mucho uno o dos contagios.
* Fue el Gobierno de la nación el que no tomó medidas ágiles para evitar los contagios, por motivos puramente políticos para permitir la celebración de la manifestación del 8-M.
* Fue el Gobierno de la nación el que primero desaconsejó el uso de mascarillas y luego obligó a llevarlas, argumentando con desparpajo que cuando lo desaconsejaron se debía a que no había existencias.
* Fue el Gobierno de la nación el que no se aprovisionó adecuadamente, el que dejó a los sanitarios sin medios y el que, por su tardanza y negacionismo de la posibilidad de contagio, originó el colapso de la sanidad, que fue lo que multiplicó por 5 o por 6 el número de fallecidos.
* Fue el Gobierno de la nación el que declaró haber derrotado al virus.
* Fue el Gobierno de la nación el que se fue de vacaciones, endosó el problema a las CCAA, desistiendo de sus obligaciones de coordinación y no haciendo nada durante todo el verano.
* Fue el Gobierno de la nación el que prometió que a finales de año habría buenas noticias en forma de vacuna.
Por definición, un negacionista es aquel que niega la existencia de algo (en este caso, del coronavirus). También son llamados 'terraplanistas del Covid' o 'covidiotas', y se asocian a una ideología extremista (ultraderecha y neonazis) e incluso sectaria. Los negacionistas rechazan la existencia del coronavirus en diferente grado: para algunos no existe en absoluto y para otros puede existir, pero no con la gravedad que las autoridades sanitarias le confieren. Consideran que una élite poderosa está aprovechando la crisis para instaurar un Nuevo Orden Mundial. Según ellos, políticos, grandes corporaciones (especialmente farmacéuticas y medios de comunicación) forman parte de un plan oculto, urdido para engañarnos y aumentar su cifra de negocio o el control sobre nosotros.
Los conspiranoicos mantienen teorías como que el virus no es natural y que ha sido creado para ganar dinero con las vacunas o tratamientos antivirales. O que es un arma biológica china, americana, judía o fundamentalista. O un esquema para reducir la población mundial impulsado por Inglaterra y Bill Gates, e incluso que el Covid es una conspiración mundial para inocular vacunas a la población repletas de microchips para controlarnos a todos a través del 5G.
Por su parte, los grupos anticiencia desconfían de la ciencia, descalificándola y deshumanizándola. Nacen de la falta de información y conducen a una falta de confianza en la ciencia.
Y los “vendedores de humo” y de curas milagrosas surgen como consecuencia de las pseudociencias o pseudoterapias, y lo que pretenden es conseguir un beneficio económico o comercial.
La multiplicación de las teorías de la conspiración y de las personas que las defienden, dando la espalda a los consensos científicos, es tal, que ya está siendo estudiada como una línea de investigación paralela a la pandemia.
Pero, ¿quiénes están detrás de ese movimiento y de la marea de personas que niega la existencia del coronavirus y la crisis sanitaria, o atribuye la pandemia a un intento de manipular a los ciudadanos? Hay personas de todo tipo y condición que piensan así: médicos (como la asociación Médicos por la Verdad que difunden que el Covid no es más que una gripe), famosos (como Miguel Bosé o Enrique Bunbury), políticos (como Bolsonaro o Donald Trump), influencers...
¿A qué se debe su aparición? La desconfianza hacia los políticos y las instituciones, sumada a la indignación por las duras medidas adoptadas durante la crisis sanitaria que comparten personas de cualquier ideología y creencias, ha facilitado que acaben calando en mucha gente y que el 'negacionismo' se haya convertido en un movimiento global.
Disentir y criticar no es negar
Pero una cosa es decir que el Covid es una farsa que no existe, o que es fruto de una conspiración mundial, y otra muy distinta es disentir de la negligente actuación del Gobierno, y criticar las medidas que se han tomado, como por ejemplo, el uso de mascarilla 24/7.
Porque en nuestro país se está etiquetando de 'negacionista' a todo aquel que disiente de las medidas totalitarias que ha decretado (y sigue haciéndolo) este gobierno de inútiles, muchas de las cuales infringen nuestra Constitución, y sin lugar a dudas, vulneran todo tipo de derechos y libertades.
El 16 de agosto se produjo una manifestación de 'negacionistas' en la Plaza Colón de Madrid que congregó a unas 3.000 personas. "Libertad: No a la mascarilla obligatoria, no al confinamiento, no a la vacuna", se leía en la pancarta inicial. Además, se escucharon cánticos como “libertad”, “televisión manipulación”, “el derecho a decidir” (respecto a vacunarse), "Illa, Illa, Illa, fuera la mascarilla".
¿Es ésto ser negacionista? Entonces me declaro negacionista. Y ojo! yo no niego la existencia del Covid, pero considero que se están tomando medidas desproporcionadas (especialmente ahora, cuando ya ha pasado lo peor), y sobre todo, sin distinción entre personas sanas y enfermas, al igual que tampoco se diferencia entre territorios que tienen un elevado número de contagios frente a otros en los que apenas hay incidencia.
Tampoco creo que haya que llevar mascarilla a todas horas y en todas partes. Protección sí, pero en espacios cerrados o en aglomeraciones. ¿Qué sentido tiene ir a la playa con mascarilla o al campo, donde probablemente ni siquiera te cruces con nadie y en cualquier caso, hay espacio suficiente para distanciarte dos dichosos metros?
Estoy convencida de que, con la excusa de la pandemia, nos han quitado un sinfín de derechos humanos y libertades. Y me temo que, si algún día desaparece el coronavirus, no vuelvan a restituirse.
Está claro que no habríamos llegado a este punto de totalitarismo sin la complicidad de los medios de comunicación. Para que acatemos las
Queremos recuperar nuestras libertades y que nos dejen volver a lo de siempre. ¿Dónde queda el discurso de que tenemos que aprender a vivir con el virus?
Para negacionista, el Gobierno
Si hay alguien que pueda llamarse negacionista del coronavirus es el propio Gobierno.* Porque fue el Gobierno de la nación el que negó que pudiese llegar el virus a España.
* Fue el Gobierno de la nación el que dijo que habría como mucho uno o dos contagios.
* Fue el Gobierno de la nación el que no tomó medidas ágiles para evitar los contagios, por motivos puramente políticos para permitir la celebración de la manifestación del 8-M.
* Fue el Gobierno de la nación el que primero desaconsejó el uso de mascarillas y luego obligó a llevarlas, argumentando con desparpajo que cuando lo desaconsejaron se debía a que no había existencias.
* Fue el Gobierno de la nación el que no se aprovisionó adecuadamente, el que dejó a los sanitarios sin medios y el que, por su tardanza y negacionismo de la posibilidad de contagio, originó el colapso de la sanidad, que fue lo que multiplicó por 5 o por 6 el número de fallecidos.
* Fue el Gobierno de la nación el que declaró haber derrotado al virus.
* Fue el Gobierno de la nación el que se fue de vacaciones, endosó el problema a las CCAA, desistiendo de sus obligaciones de coordinación y no haciendo nada durante todo el verano.
* Fue el Gobierno de la nación el que prometió que a finales de año habría buenas noticias en forma de vacuna.