Parece que el estado de alarma es sinónimo de confinamiento, de que nos vuelvan a encerrar a todos en nuestras casas por tiempo indefinido. Pero ésto no tiene por qué ser así. Una cosa es el estado de alarma y otra el confinamiento. De hecho, en 2010 Rubalcaba decretó la alarma para obligar a los controladores aéreos a acudir a sus puestos de trabajo en medio de una huelga que provocó el caos aeroportuario. ¿Verdad que no afectó a nuestras vidas?
La gran reclusión decretada en marzo se hizo MAL, empezando porque según la propia Abogacía General del Estado, las medidas que limiten los derechos y libertades de los ciudadanos deberían haber contado con la autorización previa de un juez. (Ya he explicado que no se limitaron sino que se suspendieron; con mayor razón requerirían de autorización judicial).
* Se decretó de manera generalizada e indiscriminada en todo el país, y no sólo a los posibles contagiados de coronavirus. Daba igual que estuvieras enfermo o sano. Daba igual que vivieras en Madrid (desbordada por los contagios) o en un recóndito pueblo de montaña con 0 casos. Tu vida a partir del 14-M se limitaría a las cuatro paredes de tu casa (salvo que tuvieras la suerte de tener un empleo en un sector calificado como "servicios esenciales"). Arresto domiciliario para 47 millones de españoles. Lo digo alto y claro:
* La duración fue excesiva y se paralizó toda la actividad durante demasiado tiempo, llevándonos a la ruina económica, no solo al país general, sino también a empresarios, autónomos y familias. Está por ver cómo saldremos de ésta y cuánto tiempo tardaremos en recuperarnos de tal nefasta decisión.
* Para que la gente acatara la orden de permanecer en sus casas, se militarizaron las calles con un despliegue sin precedentes de todas los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado.
* Se impusieron -con absoluta arbitrariedad- numerosas y cuantiosas multas (en aplicación de la Ley Mordaza) a quienes burlaran el confinamiento decretado, provocando una pandemia de abusos policiales ante la indefensión ciudadana.
* Se infundió miedo a la población, a través de un uso constante del lenguaje belicista. ¡Estábamos en guerra! Ello dio origen al fenómeno de los justicieros de balcón, personas que sacaron al policía que llevaban dentro para espiar a sus vecinos, prejuzgar y denunciar a transeúntes sospechosos de romper el confinamiento. "¡Quédate en casa, nos vais a matar a todos!"
* La prohibición de reuniones, el posible tratamiento de datos personales para geolocalizar los movimientos ciudadanos, la prohibición de la libre circulación entre provincias... no tienen cabida en un país democrático y constitucional (ni bajo el paraguas de un estado de alarma, si acaso en un estado de excepción). Aún así, se hizo. Y nos quedamos todos tan panchos, acatando las normas y agradecidos de que se tomaran por el bien de nuestra salud.
* Calles vacías, aislamiento, imposibilidad de hacer vida normal (ir a trabajar o al colegio), la preocupación por el estado de tus familiares, la completa ausencia de vida social... durante más de dos meses, unido al miedo por enfermar o morir, a la histeria colectiva por el continuo machaque de los medios de comunicación con el tema de la pandemia, y a la incertidumbre (qué pasará, cuándo acabará esta pesadilla, cómo voy a subsistir si no puedo trabajar, etc); todo ello ha provocado numerosos problemas psicológicos en los ciudadanos, que van desde la ansiedad o la depresión, hasta el suicidio.
Así pues, ¿qué opino sobre el confinamiento generalizado? Que no debería haberse hecho JAMÁS. Solo deberían confinarse aquellas zonas (lo más acotadas posibles) donde la tasa de contagios se haya desbordado y ya no haya forma de conterla por ningún otro medio.
Entonces, ¿confinamientos "selectivos"? El palabro queda muy bonito, pero no por ello quita hierro al asunto. Aislar una población de infectados para que nadie pueda entrar ni salir de ella es marginar y estigmatizar a su población; permitir que se contagien entre ellos (dentro de la localidad) pero impidiendo que el virus salga es, ni más ni menos, que construir un gueto. Es una medida discriminatoria pero, ante la ausencia de realización de tests masivos que permitan discernir quién está contagiado y quién no (para aislar selectivamente a los enfermos y a sus contactos de riesgo), creo que la creación de guetos Covid es la solución menos mala en caso de descontrol epidemiológico.
¿El confinamiento es necesario? Sí, PERO solo para quienes estén enfermos o para aquellos en riesgo de estarlo (por ejemplo, convivientes con un contagiado). ¿Y cómo distinguir entre sanos y enfermos? La única manera de saberlo es haciendo cribados masivos, algo que el gobierno siempre se ha negado a hacer, en contra de los criterios científicos y de la propia OMS.
Repasemos los hechos: El 21 de septiembre, el gobierno madrileño decretó un paquete de restricciones y el confinamiento perimetral de 37 áreas de salud, que se amplió a 8 zonas más el 28 de septiembre. Sanidad no lo consideró suficiente (yo tampoco, dada la alarmante situación de partida) y 2 de octubre impuso, basándose en una reunión del Consejo Interterritorial de Salud en el que participaron todas las CCAA, nuevas medidas restrictivas para municipios de más de 100.000 habitantes que cumplieran estos tres criterios:
- Que la incidencia acumulada en los últimos 14 días sea de 500 casos / 100.000 habitantes o más.
- Que el porcentaje de positividad del municipio sobre el total de pruebas realizadas supere el 10%.
- Que en la Comunidad Autónoma a la que pertenezca el municipio exista una ocupación de las UCI por encima del 35%.
Madrid capital y otros 9 municipios madrileños los cumplían con creces, por lo que fueron 'cerrados'. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia tumbó el cierre al estar amparado en la Ley 16/2003 de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud (que al no ser una ley orgánica no permite restringir y limitar derechos fundamentales y libertades públicas). Ante el varapalo judicial y el inminente Puente del Pilar, el viernes 9 de Octubre, el gobierno de Sánchez decretó el estado de alarma en la CAM por las buenas durante 15 días.
¿De quién ha sido la culpa de llegar hasta aquí? De ambos gobiernos, central y regional. Ayuso no ha hecho absolutamente nada para frenar los contagios que se dispararon en el mes de septiembre. Falta de rastreadores, falta de personal sanitario, falta de restricciones, y cada vez se hacían menos tests (para ocultar la expansión del virus)... todo por anteponer la economía.
Sánchez, por su parte, se parapetó en la cogobernanza y tampoco hizo nada. La diferencia con Ayuso es que a él lo que le mueve son sus propios intereses políticos. Ver caer a Madrid es una victoria política, algo así como ver caer al PP.
Con el nuevo estado de alarma, Ayuso ha quedado como la víctima del totalitarismo de Sánchez. Y Sánchez se vende como el salvador de la salud de los españoles ante la dejadez de Ayuso. El espectáculo ha sido, a todas luces, bochornoso.
La gran reclusión decretada en marzo se hizo MAL, empezando porque según la propia Abogacía General del Estado, las medidas que limiten los derechos y libertades de los ciudadanos deberían haber contado con la autorización previa de un juez. (Ya he explicado que no se limitaron sino que se suspendieron; con mayor razón requerirían de autorización judicial).
* Se decretó de manera generalizada e indiscriminada en todo el país, y no sólo a los posibles contagiados de coronavirus. Daba igual que estuvieras enfermo o sano. Daba igual que vivieras en Madrid (desbordada por los contagios) o en un recóndito pueblo de montaña con 0 casos. Tu vida a partir del 14-M se limitaría a las cuatro paredes de tu casa (salvo que tuvieras la suerte de tener un empleo en un sector calificado como "servicios esenciales"). Arresto domiciliario para 47 millones de españoles. Lo digo alto y claro:
Encerrar a personas SANAS, no es cuarentena, es SECUESTRO.
* La duración fue excesiva y se paralizó toda la actividad durante demasiado tiempo, llevándonos a la ruina económica, no solo al país general, sino también a empresarios, autónomos y familias. Está por ver cómo saldremos de ésta y cuánto tiempo tardaremos en recuperarnos de tal nefasta decisión.
* Para que la gente acatara la orden de permanecer en sus casas, se militarizaron las calles con un despliegue sin precedentes de todas los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado.
* Se impusieron -con absoluta arbitrariedad- numerosas y cuantiosas multas (en aplicación de la Ley Mordaza) a quienes burlaran el confinamiento decretado, provocando una pandemia de abusos policiales ante la indefensión ciudadana.
* Se infundió miedo a la población, a través de un uso constante del lenguaje belicista. ¡Estábamos en guerra! Ello dio origen al fenómeno de los justicieros de balcón, personas que sacaron al policía que llevaban dentro para espiar a sus vecinos, prejuzgar y denunciar a transeúntes sospechosos de romper el confinamiento. "¡Quédate en casa, nos vais a matar a todos!"
* La prohibición de reuniones, el posible tratamiento de datos personales para geolocalizar los movimientos ciudadanos, la prohibición de la libre circulación entre provincias... no tienen cabida en un país democrático y constitucional (ni bajo el paraguas de un estado de alarma, si acaso en un estado de excepción). Aún así, se hizo. Y nos quedamos todos tan panchos, acatando las normas y agradecidos de que se tomaran por el bien de nuestra salud.
* Calles vacías, aislamiento, imposibilidad de hacer vida normal (ir a trabajar o al colegio), la preocupación por el estado de tus familiares, la completa ausencia de vida social... durante más de dos meses, unido al miedo por enfermar o morir, a la histeria colectiva por el continuo machaque de los medios de comunicación con el tema de la pandemia, y a la incertidumbre (qué pasará, cuándo acabará esta pesadilla, cómo voy a subsistir si no puedo trabajar, etc); todo ello ha provocado numerosos problemas psicológicos en los ciudadanos, que van desde la ansiedad o la depresión, hasta el suicidio.
Así pues, ¿qué opino sobre el confinamiento generalizado? Que no debería haberse hecho JAMÁS. Solo deberían confinarse aquellas zonas (lo más acotadas posibles) donde la tasa de contagios se haya desbordado y ya no haya forma de conterla por ningún otro medio.
Entonces, ¿confinamientos "selectivos"? El palabro queda muy bonito, pero no por ello quita hierro al asunto. Aislar una población de infectados para que nadie pueda entrar ni salir de ella es marginar y estigmatizar a su población; permitir que se contagien entre ellos (dentro de la localidad) pero impidiendo que el virus salga es, ni más ni menos, que construir un gueto. Es una medida discriminatoria pero, ante la ausencia de realización de tests masivos que permitan discernir quién está contagiado y quién no (para aislar selectivamente a los enfermos y a sus contactos de riesgo), creo que la creación de guetos Covid es la solución menos mala en caso de descontrol epidemiológico.
¿El confinamiento es necesario? Sí, PERO solo para quienes estén enfermos o para aquellos en riesgo de estarlo (por ejemplo, convivientes con un contagiado). ¿Y cómo distinguir entre sanos y enfermos? La única manera de saberlo es haciendo cribados masivos, algo que el gobierno siempre se ha negado a hacer, en contra de los criterios científicos y de la propia OMS.
Mi opinión sobre el 'cierre' de Madrid (octubre)
Lo tengo claro: Madrid debe cerrarse. Con los contagios disparados (más de 700/100.000 habitantes, aunque en algunas zonas superaban los 1.000), las UCI ocupadas en un 40%, una positividad de PCR del 23%, el sistema de rastreo sobrepasado, la Atención Primaria desbordada... No solo es un peligro para los madrileños, sino también para el resto de los españoles. Madrid se ha convertido en la nueva Wuhan.Repasemos los hechos: El 21 de septiembre, el gobierno madrileño decretó un paquete de restricciones y el confinamiento perimetral de 37 áreas de salud, que se amplió a 8 zonas más el 28 de septiembre. Sanidad no lo consideró suficiente (yo tampoco, dada la alarmante situación de partida) y 2 de octubre impuso, basándose en una reunión del Consejo Interterritorial de Salud en el que participaron todas las CCAA, nuevas medidas restrictivas para municipios de más de 100.000 habitantes que cumplieran estos tres criterios:
- Que la incidencia acumulada en los últimos 14 días sea de 500 casos / 100.000 habitantes o más.
- Que el porcentaje de positividad del municipio sobre el total de pruebas realizadas supere el 10%.
- Que en la Comunidad Autónoma a la que pertenezca el municipio exista una ocupación de las UCI por encima del 35%.
Madrid capital y otros 9 municipios madrileños los cumplían con creces, por lo que fueron 'cerrados'. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia tumbó el cierre al estar amparado en la Ley 16/2003 de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud (que al no ser una ley orgánica no permite restringir y limitar derechos fundamentales y libertades públicas). Ante el varapalo judicial y el inminente Puente del Pilar, el viernes 9 de Octubre, el gobierno de Sánchez decretó el estado de alarma en la CAM por las buenas durante 15 días.
¿De quién ha sido la culpa de llegar hasta aquí? De ambos gobiernos, central y regional. Ayuso no ha hecho absolutamente nada para frenar los contagios que se dispararon en el mes de septiembre. Falta de rastreadores, falta de personal sanitario, falta de restricciones, y cada vez se hacían menos tests (para ocultar la expansión del virus)... todo por anteponer la economía.
Sánchez, por su parte, se parapetó en la cogobernanza y tampoco hizo nada. La diferencia con Ayuso es que a él lo que le mueve son sus propios intereses políticos. Ver caer a Madrid es una victoria política, algo así como ver caer al PP.
Con el nuevo estado de alarma, Ayuso ha quedado como la víctima del totalitarismo de Sánchez. Y Sánchez se vende como el salvador de la salud de los españoles ante la dejadez de Ayuso. El espectáculo ha sido, a todas luces, bochornoso.