Es una de las piedras angulares de la estrategia para mantener a raya el coronavirus, pero el rastreo de contactos en España sigue lastrado por carencias que impiden un análisis lo suficientemente exhaustivo. Según mi propia experiencia, yo diría más: el rastreo no existe. ¿Por qué será que en Septiembre se dejó de hablar de 'brotes' para empezar a hablar de 'casos'? Porque desde hace muchos meses nos enfrentamos a una transmisión comunitaria.
Y para muestra un botón. Lo que está ocurriendo en Andalucía: Cuando una persona presenta síntomas, se le hace la correspondiente PCR y se diagnostica como positiva, es enviada a casa si no presenta gravedad. El protocolo que está siguiendo la Junta es guardar cuarentena 10 días, pasados los cuales, si la fiebre y la tos han remitido, se vuelve a la actividad normal sin volver a realizar ninguna otra prueba diagnóstica. ¿Cuántos contagios se habrán producido con esta práctica si la carga viral no se había reducido lo suficiente?
¿Tanto cuesta realizar una nueva PCR para confirmar que esa persona ya no es contagiosa? Al parecer sí, porque incluso quienes llaman a su centro de salud para advertir de que él/ella o un conviviente presentan síntomas han de aguardar una semana a que se les haga una prueba. ¿Hay que quedarse en aislamiento hasta que te den el resultado? ¡Por supuesto que no! Debes hacer 'vida normal' (ir al trabajo o a la escuela, aún a riesgo de estar contagiado y contagiar a todo tu entorno laboral/escolar).
¿Y si vives con un caso sospechoso (con síntomas, pero aún a la espera de saber el resultado del test)? Idem, tienes que hacer 'vida normal' hasta confirmar si tu pareja/hijo/madre tiene o no Covid-19. ¡Ya tendrás tú cuidado de no infectarte en casa! ¿Dónde están esos hoteles medicalizados tan anunciados en junio, donde se podrían aislar enfermos leves para no tener que convivir, y posiblemente contagiar, a su familia?
Con la llegada de la 'nueva normalidad' las comunidades han ido incrementando progresivamente el número de rastreadores, a los que se sumaron efectivos del Ejército, pero sigue siendo una asignatura pendiente.
Noviembre toca a su fin mucho mejor de lo que empezó, con los hospitales más vacíos de enfermos de coronavirus y unas UCI que empiezan a respirar (26,74% de camas ocupadas en cuidados intensivos por pacientes Covid), además de una incidencia acumulada en los últimos 14 días mucho menor (275,51 casos/100.000 habitantes). No se veía una incidencia tan reducida desde hacía mes y medio, concretamente desde el 16 de octubre de 2020.
Ahora, España afronta la bajada de la tercera ola con carencias de rastreo que ponen en riesgo la detección de rebrotes.
La mitad de las provincias españolas desconoce el origen de al menos el 50% de los casos que detecta, lo que pone de manifiesto hasta qué punto estamos siendo capaces o no de identificar las cadenas de contagio. La media de contactos identificados por caso es de 2, mientras que lo aconsejable son 6.
Este indicador, el de la trazabilidad, se basa en preguntarles a los contagiados si han tenido contacto con un caso conocido, por lo que no solo hablamos de la debilidad del rastreo, sino también del nivel de transmisión descontrolada del virus, de la baja conciencia en entornos de riesgo o de hasta qué punto (no) se está haciendo una búsqueda activa de casos.
Y es que más allá de las llamadas telefónicas con las que se suele identificar el rastreo, los especialistas apuntan a la necesidad de mirar más a fondo. La cuestión no es solo llamar y buscar a los contactos "de más riesgo" a partir de un positivo, sino ir a localizar más a lugares que son más difíciles, por ejemplo, trabajos que sean de riesgo o, por ejemplo, cuando se dan casos en un bar o un restaurante, implementar herramientas para buscar contagios entre las personas que han estado allí en un tiempo determinado.
Otra opción para detectar más casos es alargar el estudio de contactos más allá de los 2 días anteriores al inicio de los síntomas, que es lo que actualmente contempla el protocolo.
También "intervenir en los brotes", de manera que podamos identificar las circunstancias y los factores de riesgo que hacen que un brote tenga muchos casos. Averiguar por qué, localizar los factores de riesgo, e intervenir rápido para potenciar medidas preventivas.
Junto a ello, también está el llamado rastreo retrospectivo, es decir, hacer un rastreo "hacia atrás". Ello no solo implica que busquemos los contactos estrechos de un caso índice (rastreo hacia adelante), sino que mediante la investigación intentamos encontrar quién ha contagiado a ese caso primario que llega a una consulta con síntomas.
Las restricciones para contener en un momento dado que no haya un desbordamiento en el sistema sanitario son necesarias, pero sin reforzar las medidas estructurales y el rastreo, no podremos tener el control del virus. Así estamos...
Y para muestra un botón. Lo que está ocurriendo en Andalucía: Cuando una persona presenta síntomas, se le hace la correspondiente PCR y se diagnostica como positiva, es enviada a casa si no presenta gravedad. El protocolo que está siguiendo la Junta es guardar cuarentena 10 días, pasados los cuales, si la fiebre y la tos han remitido, se vuelve a la actividad normal sin volver a realizar ninguna otra prueba diagnóstica. ¿Cuántos contagios se habrán producido con esta práctica si la carga viral no se había reducido lo suficiente?
¿Tanto cuesta realizar una nueva PCR para confirmar que esa persona ya no es contagiosa? Al parecer sí, porque incluso quienes llaman a su centro de salud para advertir de que él/ella o un conviviente presentan síntomas han de aguardar una semana a que se les haga una prueba. ¿Hay que quedarse en aislamiento hasta que te den el resultado? ¡Por supuesto que no! Debes hacer 'vida normal' (ir al trabajo o a la escuela, aún a riesgo de estar contagiado y contagiar a todo tu entorno laboral/escolar).
¿Y si vives con un caso sospechoso (con síntomas, pero aún a la espera de saber el resultado del test)? Idem, tienes que hacer 'vida normal' hasta confirmar si tu pareja/hijo/madre tiene o no Covid-19. ¡Ya tendrás tú cuidado de no infectarte en casa! ¿Dónde están esos hoteles medicalizados tan anunciados en junio, donde se podrían aislar enfermos leves para no tener que convivir, y posiblemente contagiar, a su familia?
Con la llegada de la 'nueva normalidad' las comunidades han ido incrementando progresivamente el número de rastreadores, a los que se sumaron efectivos del Ejército, pero sigue siendo una asignatura pendiente.
Noviembre toca a su fin mucho mejor de lo que empezó, con los hospitales más vacíos de enfermos de coronavirus y unas UCI que empiezan a respirar (26,74% de camas ocupadas en cuidados intensivos por pacientes Covid), además de una incidencia acumulada en los últimos 14 días mucho menor (275,51 casos/100.000 habitantes). No se veía una incidencia tan reducida desde hacía mes y medio, concretamente desde el 16 de octubre de 2020.
Ahora, España afronta la bajada de la tercera ola con carencias de rastreo que ponen en riesgo la detección de rebrotes.
La mitad de las provincias españolas desconoce el origen de al menos el 50% de los casos que detecta, lo que pone de manifiesto hasta qué punto estamos siendo capaces o no de identificar las cadenas de contagio. La media de contactos identificados por caso es de 2, mientras que lo aconsejable son 6.
Este indicador, el de la trazabilidad, se basa en preguntarles a los contagiados si han tenido contacto con un caso conocido, por lo que no solo hablamos de la debilidad del rastreo, sino también del nivel de transmisión descontrolada del virus, de la baja conciencia en entornos de riesgo o de hasta qué punto (no) se está haciendo una búsqueda activa de casos.
Y es que más allá de las llamadas telefónicas con las que se suele identificar el rastreo, los especialistas apuntan a la necesidad de mirar más a fondo. La cuestión no es solo llamar y buscar a los contactos "de más riesgo" a partir de un positivo, sino ir a localizar más a lugares que son más difíciles, por ejemplo, trabajos que sean de riesgo o, por ejemplo, cuando se dan casos en un bar o un restaurante, implementar herramientas para buscar contagios entre las personas que han estado allí en un tiempo determinado.
Otra opción para detectar más casos es alargar el estudio de contactos más allá de los 2 días anteriores al inicio de los síntomas, que es lo que actualmente contempla el protocolo.
También "intervenir en los brotes", de manera que podamos identificar las circunstancias y los factores de riesgo que hacen que un brote tenga muchos casos. Averiguar por qué, localizar los factores de riesgo, e intervenir rápido para potenciar medidas preventivas.
Junto a ello, también está el llamado rastreo retrospectivo, es decir, hacer un rastreo "hacia atrás". Ello no solo implica que busquemos los contactos estrechos de un caso índice (rastreo hacia adelante), sino que mediante la investigación intentamos encontrar quién ha contagiado a ese caso primario que llega a una consulta con síntomas.
Las restricciones para contener en un momento dado que no haya un desbordamiento en el sistema sanitario son necesarias, pero sin reforzar las medidas estructurales y el rastreo, no podremos tener el control del virus. Así estamos...