Ha pasado un año desde que Pedro Sánchez ganó las elecciones y empezó a levantar los cimientos del primer gobierno de coalición de España con Pablo Iglesias. Su Persona, con sus apariciones sabatinas carentes de contenido diseñadas por la Factoría Redondo, se ha erigido como un auténtico forjador de eslóganes fallidos: “Este virus lo paramos unidos”, “Salimos más fuertes”, “Nueva normalidad”, “No dejaremos a nadie atrás”, “España puede”...
Si nos paramos a pensar un momento y analizamos los regímenes totalitarios más influyentes de la historia, podemos observar como siempre tienen un elemento en común que les ha servido para inculcar en la sociedad su pensamiento único. Ese elemento es la propaganda, y dentro de esta herramienta nos encontramos con su exponente más sonoro, escueto y eficaz: el eslogan.
El eslogan es la fórmula más breve utilizada para la propaganda y publicidad. Es directo, sin fisuras y firme. No obstante, su traducción al castellano es grito de guerra. Los regímenes más totalitarios nos han dejado ejemplos muy elocuentes de la utilización de esta herramienta.
Actualmente, en nuestro país, estamos asistiendo a la deriva preocupante que está tomando el Gobierno de extrema izquierda con decisiones que denotan un cierto tic totalitario, y si ésto lo acompañamos con la utilización masiva por parte de los que nos gobiernan de estos eslóganes, dirigidos a potenciar su pensamiento único sobre los acontecimientos que afectan a la nación, añade un poco más de inquietud a nuestra sociedad democrática.
Hagamos un repaso a los principales eslóganes que el Gobierno ha utilizado durante la crisis del coronavirus: los éxitos de Ivan Redondo Productions.
Desde Moncloa no dudaron en utilizar un mensaje motivador, inspirado en las palabras de Bush de 2006 en una situación bélica. En esos momentos buscaban una unidad política y social en la lucha contra el coronavirus, con un mensaje directo, y compartiendo la responsabilidad de la gestión, al usar el plural. Con ésto establecieron que quien no acatara sus decisiones estaba en contra de la recuperación frente a la pandemia: o conmigo o contra todos.
Pero la cruda realidad desmantela cada palabra del “no dejaremos a nadie atrás”. Autónomos, sanitarios, hostelería, ocio nocturno... múltiples sectores se han sentido engañados por el Gobierno, y el descontento no deja de crecer, a medida que la crisis económica se acentúa y se prolonga en el tiempo.
El mensaje está inspirado en el discurso de Bush de 2003. Pero este eslógan pecó de un exceso de optimismo y creó una ilusión que chocaba con la realidad. La Factoría Redondo no era consciente de la irrealidad de las palabras del eslogan, que creaba una ficticia sensación de seguridad, que no tardaría en caerse por los datos objetivos, y que crearía, como consecuencia, un relajamiento de las medidas de seguridad en la ciudadanía durante el verano.
Por parte de los que nos gobiernan quisieron inducirnos a pensar que todo iba a mejor, pero no es así ni mucho menos. Estamos frente a una de las mayores crisis económicas, sociales y estructurales que ha sufrido nuestro país. La frase no tardó en volvérseles en contra cuando la sociedad empezó a ser consciente del agujero en que nos han metido, por no hablar de las más de 60.000 personas que han perdido la vida.
Con un mensaje real, directo y claro, nos dirigía a pensar que no íbamos a volver a recuperar nuestra realidad y que debíamos asumir una nueva forma vida. Con esta frase, el Gobierno intervencionista nos decía cómo debía ser todo, la nueva sociedad, cómo debíamos comportarnos a partir de ese momento.... En fin, todo muy libre y democrático.
Nótese que el mensaje en esta ocasión es genérico (España). Al utilizar a un país como responsable de la situación y no a un Gobierno, busca un apoyo y unidad del que el Ejecutivo es consciente que carece. La frasecita ya denota un claro lavado de manos por parte de los que tendrían que sacarnos de esta crisis, y trasladan la responsabilidad al conjunto de los españoles, ya que ellos se ven incapaces de dar solución a este desastre. La realidad es que Espana, así, no puede.
Parafraseando al periodista Vicente Vallés: Decía el presidente que "entrábamos juntos y saldríamos juntos de la crisis sanitaria". Luego cuando el número de contagios y de muertes disminuyó, Moncloa lanzó otra campaña: "Salimos más fuertes". Pero ese optimismo chocó bruscamente contra la realidad de este verano, en el que ha vuelto a aumentar la incidencia del virus. De hecho, no hemos salido todavía, pero a partir de hoy, el nuevo eslogan es "España puede".
Si nos paramos a pensar un momento y analizamos los regímenes totalitarios más influyentes de la historia, podemos observar como siempre tienen un elemento en común que les ha servido para inculcar en la sociedad su pensamiento único. Ese elemento es la propaganda, y dentro de esta herramienta nos encontramos con su exponente más sonoro, escueto y eficaz: el eslogan.
El eslogan es la fórmula más breve utilizada para la propaganda y publicidad. Es directo, sin fisuras y firme. No obstante, su traducción al castellano es grito de guerra. Los regímenes más totalitarios nos han dejado ejemplos muy elocuentes de la utilización de esta herramienta.
Actualmente, en nuestro país, estamos asistiendo a la deriva preocupante que está tomando el Gobierno de extrema izquierda con decisiones que denotan un cierto tic totalitario, y si ésto lo acompañamos con la utilización masiva por parte de los que nos gobiernan de estos eslóganes, dirigidos a potenciar su pensamiento único sobre los acontecimientos que afectan a la nación, añade un poco más de inquietud a nuestra sociedad democrática.
Los eslóganes de la pandemia
Lo primero que llama la atención es que varios de los eslóganes que ha utilizado el Gobierno durante la pandemia usan el plural, un detalle que no es baladí porque tiene un doble pretexto. Por una lado, involucrar a cada ciudadano, infundiéndole la responsabilidad de su actuación frente al virus. Y por otro, se apela indirectamente a delegar su responsabilidad en los resultados de la evolución de la pandemia.Hagamos un repaso a los principales eslóganes que el Gobierno ha utilizado durante la crisis del coronavirus: los éxitos de Ivan Redondo Productions.
"Este virus lo paramos unidos"
Fue la campaña que lanzó el gobierno en marzo, al inicio de la pandemia. Eran aquellos días en los que el Gobierno de Pedro Sánchez equiparaba la pandemia a una guerra, y también, cuando diariamente salía el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general Miguel Ángel Villarroya, en la televisión para actualizar los datos de la Operación Balmis.Desde Moncloa no dudaron en utilizar un mensaje motivador, inspirado en las palabras de Bush de 2006 en una situación bélica. En esos momentos buscaban una unidad política y social en la lucha contra el coronavirus, con un mensaje directo, y compartiendo la responsabilidad de la gestión, al usar el plural. Con ésto establecieron que quien no acatara sus decisiones estaba en contra de la recuperación frente a la pandemia: o conmigo o contra todos.
"No dejaremos a nadie atrás"
En el mes del abril, en plena pandemia, con las colas del hambre y con las empresas en ERTE, el Gobierno decidió lanzar un mensaje de esperanza: "No dejaremos a nadie atrás". Con este eslógan buscaba una cohesión en la respuesta de la población, de ayuda y cooperación entre todos. Fue un intento de construir esperanza en las personas rotas por la dura situación.Pero la cruda realidad desmantela cada palabra del “no dejaremos a nadie atrás”. Autónomos, sanitarios, hostelería, ocio nocturno... múltiples sectores se han sentido engañados por el Gobierno, y el descontento no deja de crecer, a medida que la crisis económica se acentúa y se prolonga en el tiempo.
"Salimos más fuertes"
En el mes de mayo, con una mejora en los datos, tanto de fallecimientos como de contagios, el Gobierno lanzó otra campaña institucional con la que animaba a tener fe en una recuperación en forma de “V”, una vez decayera el estado de alarma: "Salimos más fuertes". Este eslogan es, quizás, el mayor de los errores propagandísticos del Gobierno, queriendo fabricar una entelequia en torno a que la recuperación iba a ser muy rápida y que no nos iba a afectar en casi nada esta crisis sanitaria y de gestión.El mensaje está inspirado en el discurso de Bush de 2003. Pero este eslógan pecó de un exceso de optimismo y creó una ilusión que chocaba con la realidad. La Factoría Redondo no era consciente de la irrealidad de las palabras del eslogan, que creaba una ficticia sensación de seguridad, que no tardaría en caerse por los datos objetivos, y que crearía, como consecuencia, un relajamiento de las medidas de seguridad en la ciudadanía durante el verano.
Por parte de los que nos gobiernan quisieron inducirnos a pensar que todo iba a mejor, pero no es así ni mucho menos. Estamos frente a una de las mayores crisis económicas, sociales y estructurales que ha sufrido nuestro país. La frase no tardó en volvérseles en contra cuando la sociedad empezó a ser consciente del agujero en que nos han metido, por no hablar de las más de 60.000 personas que han perdido la vida.
"Nueva normalidad"
En el mes de junio, el Gobierno publicó un real decreto en el que acuñó el ya famoso término “nueva normalidad”, por cierto eslogan que ya utilizó el Gobierno Comunista Chino cuando la desaceleración económica del 2012. Con un juego de palabras en principio opuestas, buscaba impactar en los ciudadanos para que normalizáramos la nueva situación y adaptáramos nuestras rutinas a las nuevas restricciones que nos impusieron (y que desde entonces no han parado de crecer).Con un mensaje real, directo y claro, nos dirigía a pensar que no íbamos a volver a recuperar nuestra realidad y que debíamos asumir una nueva forma vida. Con esta frase, el Gobierno intervencionista nos decía cómo debía ser todo, la nueva sociedad, cómo debíamos comportarnos a partir de ese momento.... En fin, todo muy libre y democrático.
"España puede"
Fue el 31 de agosto cuando Pedro Sánchez mantuvo una reunión con los representantes del Ibex-35, en un intento de trasladar una imagen de responsabilidad y de trazar puentes con el motor económico del país. Allí también acudió con una nueva campaña institucional bajo el brazo: "España puede", a pesar de que el país ya estaba inmerso en la segunda ola. Con este mensaje, Pedro Sánchez pedía unidad para intentar una aprobación de los Presupuestos.Nótese que el mensaje en esta ocasión es genérico (España). Al utilizar a un país como responsable de la situación y no a un Gobierno, busca un apoyo y unidad del que el Ejecutivo es consciente que carece. La frasecita ya denota un claro lavado de manos por parte de los que tendrían que sacarnos de esta crisis, y trasladan la responsabilidad al conjunto de los españoles, ya que ellos se ven incapaces de dar solución a este desastre. La realidad es que Espana, así, no puede.
Parafraseando al periodista Vicente Vallés: Decía el presidente que "entrábamos juntos y saldríamos juntos de la crisis sanitaria". Luego cuando el número de contagios y de muertes disminuyó, Moncloa lanzó otra campaña: "Salimos más fuertes". Pero ese optimismo chocó bruscamente contra la realidad de este verano, en el que ha vuelto a aumentar la incidencia del virus. De hecho, no hemos salido todavía, pero a partir de hoy, el nuevo eslogan es "España puede".