Por decirlo de forma clara y rotunda: a mi no me enchufan la vacuna contra el coronavirus NI DE COÑA. Al menos, no ésta (la primera que salga y que compre nuestro gobierno). Me incluyo dentro de ese 43,8% de los españoles que no se la pondría, según el barómetro de octubre del CIS.
¿Por qué?
1) Porque las prisas nunca fueron buenas. Clínicamente es imposible acortar los plazos para crear una vacuna segura, eficaz y duradera. Por ejemplo, los posibles efectos secundarios que podrían aparecer no se van a saber de un día para otro, se necesita tiempo. ¿Cuánto? No lo sé, pero está claro que si las vacunas más avanzadas están -a finales de septiembre- en fase III y nuestro gobierno ha anunciado que empezará a vacunar antes de finalizar el 2020, no veo mucho margen para la aparición de efectos secundarios a largo plazo. Vamos, que los primeros en ponérsela van a ser conejillos de indias.
2) Porque las vacunas que se están creado son prácticamente inútiles (en términos de eficacia): solo reducirá los riesgos de la enfermedad entre un 10% y un 20%. Se trata de vacunas "inactivadas", que utilizan la versión muerta del virus, por lo que no suelen proporcionar una inmunidad tan fuerte y duradera como las vacunas "vivas". Las vacunas por excelencia son las atenuadas, que son con las que tu cuerpo genera tanto anticuerpos como respuesta celular, pero no hay ninguna en desarrollo. Claro que trabajando en tiempo récord para conseguirla, es lógico que no se arriesguen a inocularte un virus tan peligroso y mortífero vivo, por lo que pueda pasar.
En concreto, la vacuna que ha comprado el gobierno de España es la de la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca; lo más surrealista de todo es que se basa en un virus que ¡causa resfriados en chimpancés! ¿Qué virus? ¿No estamos hablando del Covid-19? ¿Qué tiene que ver un resfriado?
3) Porque no me fío de las vacunas fake. ¿Te acuerdas de los test y las mascarillas fake que compró el "mando único" durante el estado de alarma? Pues eso.
4) Tampoco confío en los "expertos" de la ciencia (en los últimos meses se han sucedido los bandazos y cambios de criterio constantes) ni en las farmacéuticas (hay demasiado en juego y muchas presiones por parte de los gobiernos de todo el mundo para crearla).
De todos modos, tampoco me la iban a poner, porque las primeras dosis se administrarán con cuentagotas y a "personas vulnerables". Vamos, que en la primera tanda se van a cargar a todos los abueletes y demás enfermos crónicos que hayan podido sobrevivir a la pandemia.
Sin olvidar, por supuesto a otros sectores "privilegiados" como políticos, militares, sanitarios (¿acaso no tienen EPIs para protegerse?) y funcionarios. Es lógico, ellos son imprescindibles para el buen funcionamiento del país; son los que más aportan, no como el resto de la sociedad civil (empresarios, autónomos, curritos... sin los cuales es imposible reflotar la economía).
¡OJO! Esto no quiere decir que sea anti-vacunas. Pero con mi salud no se juega. Me la pondré cuando esté clínicamente hiper-mega-demostrado que es eficaz y segura. Y repito, eso requiere años, no meses.
[Actualización marzo 2021: A los hechos me remito, no hay más que ver la cantidad de efectos secundarios que están apareciendo cuando ha empezado la campaña de vacunación masiva. Con todas las vacunas, aunque lo más sonado han sido los extraños trombos causados por la de Astrazeneca.
Esto por no hablar de que las vacunas están resultando ineficaces contra las nuevas variantes de coronavirus, y de que hay estudios que dicen que en alrededor de un 10% de las personas vacunadas, las vacunas pueden no ser efectivas.]
¿Por qué?
1) Porque las prisas nunca fueron buenas. Clínicamente es imposible acortar los plazos para crear una vacuna segura, eficaz y duradera. Por ejemplo, los posibles efectos secundarios que podrían aparecer no se van a saber de un día para otro, se necesita tiempo. ¿Cuánto? No lo sé, pero está claro que si las vacunas más avanzadas están -a finales de septiembre- en fase III y nuestro gobierno ha anunciado que empezará a vacunar antes de finalizar el 2020, no veo mucho margen para la aparición de efectos secundarios a largo plazo. Vamos, que los primeros en ponérsela van a ser conejillos de indias.
2) Porque las vacunas que se están creado son prácticamente inútiles (en términos de eficacia): solo reducirá los riesgos de la enfermedad entre un 10% y un 20%. Se trata de vacunas "inactivadas", que utilizan la versión muerta del virus, por lo que no suelen proporcionar una inmunidad tan fuerte y duradera como las vacunas "vivas". Las vacunas por excelencia son las atenuadas, que son con las que tu cuerpo genera tanto anticuerpos como respuesta celular, pero no hay ninguna en desarrollo. Claro que trabajando en tiempo récord para conseguirla, es lógico que no se arriesguen a inocularte un virus tan peligroso y mortífero vivo, por lo que pueda pasar.
En concreto, la vacuna que ha comprado el gobierno de España es la de la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca; lo más surrealista de todo es que se basa en un virus que ¡causa resfriados en chimpancés! ¿Qué virus? ¿No estamos hablando del Covid-19? ¿Qué tiene que ver un resfriado?
3) Porque no me fío de las vacunas fake. ¿Te acuerdas de los test y las mascarillas fake que compró el "mando único" durante el estado de alarma? Pues eso.
4) Tampoco confío en los "expertos" de la ciencia (en los últimos meses se han sucedido los bandazos y cambios de criterio constantes) ni en las farmacéuticas (hay demasiado en juego y muchas presiones por parte de los gobiernos de todo el mundo para crearla).
De todos modos, tampoco me la iban a poner, porque las primeras dosis se administrarán con cuentagotas y a "personas vulnerables". Vamos, que en la primera tanda se van a cargar a todos los abueletes y demás enfermos crónicos que hayan podido sobrevivir a la pandemia.
Sin olvidar, por supuesto a otros sectores "privilegiados" como políticos, militares, sanitarios (¿acaso no tienen EPIs para protegerse?) y funcionarios. Es lógico, ellos son imprescindibles para el buen funcionamiento del país; son los que más aportan, no como el resto de la sociedad civil (empresarios, autónomos, curritos... sin los cuales es imposible reflotar la economía).
¡OJO! Esto no quiere decir que sea anti-vacunas. Pero con mi salud no se juega. Me la pondré cuando esté clínicamente hiper-mega-demostrado que es eficaz y segura. Y repito, eso requiere años, no meses.
[Actualización marzo 2021: A los hechos me remito, no hay más que ver la cantidad de efectos secundarios que están apareciendo cuando ha empezado la campaña de vacunación masiva. Con todas las vacunas, aunque lo más sonado han sido los extraños trombos causados por la de Astrazeneca.
Esto por no hablar de que las vacunas están resultando ineficaces contra las nuevas variantes de coronavirus, y de que hay estudios que dicen que en alrededor de un 10% de las personas vacunadas, las vacunas pueden no ser efectivas.]