Ni soy epidemióloga ni experta en cuestiones sanitarias, pero de vez en cuando me vienen a la mente algunas ideas locas que a lo mejor podrían ayudarnos a superar la pandemia, o quizás a prevenir nuevas oleadas. ¿Se podrían hacer? Eso tendrán que decirlo los ingenieros y técnicos, pero aquí dejo mis ocurrencias.
Tests serológicos para todos
Uno de los principales problemas que tenemos ahora que ya hemos doblegado la dichosa curva es que, para iniciar la desescalada y que podamos ir recuperando nuestras vidas poco a poco, tenemos la necesidad imperiosa de realizar tests a toda la población. Por un lado para detectar asintomáticos (que tienen el virus y pueden contagiar a otros) y por otro, ver cuántos están inmunizados (han pasado la enfermedad).
Los tests PCR son pruebas a partir de muestras tomadas con un bastoncillo en garganta o fosas nasales y detectan en el paciente un fragmento de material genético (una molécula de ARN). La muestra se analiza en laboratorios de los hospitales o en máquinas ligeras semiautomáticas. Requiere reactivos químicos y personal especializado. Puede tardar hasta 4 horas en dar el resultado. Además, este tipo de prueba es útil para averiguar si alguien está infectado en el momento del análisis, pero no para determinar quién estuvo contagiado con anterioridad (lo que dejaría fuera a los asintomáticos que hayan superado el coronavirus en sus casas, pues al no tener síntomas ni siquiera se habrían dado cuenta de que estaban infectados).
Por eso, lo que (parece) se debería hacer son tests serológicos de anticuerpos, más conocidos como tests rápidos ya que el resultado se obtiene en menos de 15 minutos. Estos tests permiten no sólo identificar una infección activa (incluso en asintomáticos), sino también si se ha pasado ya la enfermedad (y por tanto, nos hemos inmunizado a ella). Se realizan analizando una pequeña muestra de sangre a través de un pinchazo en el dedo (lo cual me recuerda mucho a los tests de insulina utilizados por los diabéticos) y además cuentan con la ventaja de que se pueden llevar a cabo en casa, sin necesidad de enviar muestras a un laboratorio.
A pesar de que la OMS recomienda hacer tests, tests, tests, a TODA la población, nuestro Gobierno no los está haciendo (ni los hará), sencillamente porque no ha sido capaz de conseguir (en China) suficientes kits de prueba para todos. Tan solo tienen previsto realizar tests a 35.000 familias españolas.
Y aquí viene mi idea loca: ¿tan difícil sería adaptar los aparatitos (que ya existen) utilizados para analizar la glucosa en sangre en personas diabéticas, para detectar el Covid-19? Las de diabetes no son caras y todo el mundo (diabético) tiene una en su casa.
¿No hay ninguna farmacéutica española que pueda ponerse a trabajar en ésto para no tener a un país entero dependiendo de los continuos fakes que nos está metiendo China?
Actualización 31 julio: ¡Parece que mi idea no era tan descabellada! Un grupo de científicos estadounidenses está impulsando los chequeos masivos. Para ello necesitan desarrollar y fabricar a gran escala test ultrarrápidos, suficientemente baratos y sencillos para poder utilizarlos en toda la población de manera rutinaria para prevenir la transmisión. Son tests con poca sensibilidad que solo servirían para hacer un diagnóstico inicial; si el resultado es positivo, habría que hacer una PCR para elaborar un diagnóstico más certero.
Hay varios tipos de test en desarrollo que encajan con la idea. Algunos funcionan con el aliento (similares a alcoholímetros), otros lo hacen con muestras de sangre. Pero los investigadores estadounidenses creen que lo más realista es pensar en tornasoles de papel que reaccionen en pocos minutos al entrar en contacto con muestras de saliva (inmunocromatografía), de manera que sean tan sencillos de utilizar como una prueba de embarazo. Los primeros modelos podrían estar disponibles ya en otoño para el mercado estadounidense, a un precio de 1 o 2 euros.
Actualización 31 julio: ¡Parece que mi idea no era tan descabellada! Un grupo de científicos estadounidenses está impulsando los chequeos masivos. Para ello necesitan desarrollar y fabricar a gran escala test ultrarrápidos, suficientemente baratos y sencillos para poder utilizarlos en toda la población de manera rutinaria para prevenir la transmisión. Son tests con poca sensibilidad que solo servirían para hacer un diagnóstico inicial; si el resultado es positivo, habría que hacer una PCR para elaborar un diagnóstico más certero.
Hay varios tipos de test en desarrollo que encajan con la idea. Algunos funcionan con el aliento (similares a alcoholímetros), otros lo hacen con muestras de sangre. Pero los investigadores estadounidenses creen que lo más realista es pensar en tornasoles de papel que reaccionen en pocos minutos al entrar en contacto con muestras de saliva (inmunocromatografía), de manera que sean tan sencillos de utilizar como una prueba de embarazo. Los primeros modelos podrían estar disponibles ya en otoño para el mercado estadounidense, a un precio de 1 o 2 euros.
Coronavirus ¡muéstrate!
Todos tenemos miedo de tocar cualquier cosa, estamos hartos de desinfectar superficies y todo aquello con lo que tenemos contacto. Pues bien, otra de mis ideas locas es la de inventar una especie de spray o luz ¿ultravioleta? que haga visible el coronavirus.
Algo similar a los "potingues" que utiliza la policía científica para detectar, por ejemplo, sangre en la escena de un crimen (luminol), o los polvitos que usan para sacar las huellas dactilares de un determinado objeto. ¿Sería posible hacer algo así? 😵😵😵😵
Esto me recuerda un vídeo viral que muestra cómo un virus puede contagiar en solo 30 minutos a 10 personas que se reúnen para cenar. En este experimento, antes de comenzar la velada, se aplicó pintura fluorescente (invisible) en las manos de uno de los comensales como si fuera el virus. Tras concluir la prueba, encendieron una la luz especial y descubrieron, atónitos, lo lejos que había llegado el virus: todos contagiados.
Esto me recuerda un vídeo viral que muestra cómo un virus puede contagiar en solo 30 minutos a 10 personas que se reúnen para cenar. En este experimento, antes de comenzar la velada, se aplicó pintura fluorescente (invisible) en las manos de uno de los comensales como si fuera el virus. Tras concluir la prueba, encendieron una la luz especial y descubrieron, atónitos, lo lejos que había llegado el virus: todos contagiados.
Filtros HEPA por doquier
En el camino hacia la 'nueva normalidad', la reapertura de centros de trabajo, comercios, restaurantes, hoteles, etc, está siendo lenta y costosa. Principalmente porque si queremos que no haya un rebrote de la pandemia los clientes deberán mantener una distancia interpersonal de seguridad de dos metros, además del coñazo de usar mascarilla en todo momento.
Esto conlleva que, por ejemplo, en los restaurantes, el número de mesas se ha visto reducido a la mitad, y en cualquier otro negocio se están teniendo que implantar protocolos de constante desinfección e higienización de todas las superficies que puedan ser tocadas. Todo ello está causando, además de inseguridad en los posibles clientes (todos los esfuerzos están encaminados a recuperar su confianza), una importante pérdida económica para empresarios y autónomos.
Sin embargo, en el caso de los aviones, las aerolíneas defienden que ellos no deben mantener asientos vacíos para respetar la requerida distancia de seguridad entre pasajeros. Aluden que el aire de las aeronaves se renueva cada 3 minutos, y que además pasa por unos filtros llamados HEPA (acrónimo de High Efficiency Particulate Air) capaces de destruir cualquier rastro de virus, así como bacterias, insectos, ácaros, polvo, y todo tipo de partículas minúsculas y volátiles, en una continua producción de aire limpio. Este tipo de filtros son los que se utilizan también en los quirófanos. ¡Incluso hay aspiradoras que lo tienen!
Esto conlleva que, por ejemplo, en los restaurantes, el número de mesas se ha visto reducido a la mitad, y en cualquier otro negocio se están teniendo que implantar protocolos de constante desinfección e higienización de todas las superficies que puedan ser tocadas. Todo ello está causando, además de inseguridad en los posibles clientes (todos los esfuerzos están encaminados a recuperar su confianza), una importante pérdida económica para empresarios y autónomos.
Sin embargo, en el caso de los aviones, las aerolíneas defienden que ellos no deben mantener asientos vacíos para respetar la requerida distancia de seguridad entre pasajeros. Aluden que el aire de las aeronaves se renueva cada 3 minutos, y que además pasa por unos filtros llamados HEPA (acrónimo de High Efficiency Particulate Air) capaces de destruir cualquier rastro de virus, así como bacterias, insectos, ácaros, polvo, y todo tipo de partículas minúsculas y volátiles, en una continua producción de aire limpio. Este tipo de filtros son los que se utilizan también en los quirófanos. ¡Incluso hay aspiradoras que lo tienen!
Entonces, ¿por qué no instalar filtros HEPA por doquier y nos dejamos de tanta chorrada de mascarillas y desinfección? Se trataría de instalar este tipo de filtros que purifiquen el aire en los aparatos de climatización de todos los locales públicos cerrados, como supermercados, comercios, centros comerciales, oficinas, restaurantes, hoteles, cines, trenes, autobuses... e incluso en nuestros propios vehículos y hogares. Seguro que sería más barato, rápido y eficaz que todo lo que se está haciendo ahora. ¡Ahí lo dejo!