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La economía pre-pandemia

A nivel económico, España no iba bien antes del estallido de la pandemia. Desde que fue investido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez ha aplicado una política económica que se ha alejado de los parámetros establecidos en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea: modificó los objetivos presupuestarios para 2018 y 2019, y elevó astronómicamente el gasto.

Así, del 1,3% pactado con Rajoy y el 2% anunciado por Sánchez, España comunicó un déficit del 2,64% (que Eurostat corrigió al 2,82%, lo que debilitó aún más la credibilidad del Gobierno). Todo ello hizo que Sánchez sobrepasase el objetivo acordado por Rajoy con Bruselas en 1,52 puntos porcentuales, equivalente a 18.913 millones de euros.


Entre esos gastos, se incluyen todas las rigideces que fue introduciendo Sánchez en los consejos de ministros de los viernes, que él llamó 'sociales' y la oposición tildó como 'electorales'. Todas esas medidas incrementaban el gasto en 9.025 millones de euros, con el siguiente desglose:

* Igualdad: 1.000 millones.
* Estiba: 225 millones.
* Flexibilización del gasto de Corporaciones Locales: 6.200 millones (la suma del superávit de las Corporaciones Locales, que con la flexibilización iba a permitir gastar en 2019 y que ahora, con la crisis del coronavirus, les niega para compensar el déficit de la Administración General del Estado a la hora de presentar el saldo conjunto del Reino de España).
* Ayuda a mayores de 52 años en paro de larga duración: 1.600 millones.
* Adicionalmente, la subida artificial del salario mínimo un 22,3% en 2019, más el incremento de 2020, destruyó empleo (casi 205.000 afiliados a la Seguridad Social en enero de 2020), que sólo por estabilizadores automáticos incrementó el gasto (más prestaciones por desempleo) y disminuyó los ingresos (caída de recaudación por menor actividad), elementos que agrandaron el déficit.

Las 'medidas de los viernes' tensaron el gasto, pero no sólo ello, sino que mantuvo una política de aumento estructural, como el abandono del factor de sostenibilidad de las pensiones y su retorno a la indexación al IPC, que aumentaba el déficit de la Seguridad Social de manera estructural al agregarlo en el del conjunto de España.

Y de nada sirvió que Bruselas le pidiese que redujese 0,65 puntos el déficit estructural (éste depende exclusivamente de la gestión a medio y largo plazo de ingresos y gastos por parte del Ejecutivo y de su esfuerzo en austeridad, no de la coyuntura); Sánchez nunca lo redujo.

Así que el INE constató el 30 de abril un batacazo del PIB del -5,2% en el primer trimestre de 2020, el peor dato desde la Guerra Civil. OJO! En el primer trimestre, es decir, antes del estallido de la pandemia. Junto a estos datos, Estadística también ha detallado las cifras de Contabilidad Nacional en las que confirma que en 2019 la economía registró un crecimiento de apenas un 2% (volviendo a valores del año 2014).

Desde que gobierna Sánchez, éstos son los resultados económicos:

* La creación de empresas cae un 23,4%.
* El índice de producción industrial es un 20,1% menor.
* La cifra de negocios de la industria es un 16,5% menor.
* La actividad del sector servicios cae respecto a entonces un 18,3%.
* El comercio minorista desciende un 32,3%.
* El número de viajeros es un 73,8% inferior, la igual que las pernoctaciones.
* Las hipotecas sobre viviendas caen un 15,9%.
* La inversión extranjera se reduce un 66,4%.
* El número de parados aumenta un 18,6%.
* El paro juvenil se incrementa un 27%.
* Hay 359.539 afiliados menos y 40.491 autónomos menos que los que recibió Sánchez.
* Hay una deuda 66.906 millones más que entonces (y eso que todavía no se recogen los efectos posteriores al inicio de la crisis, salvo quince días de marzo).

Como es habitual, el Gobierno miente, y lo hace para enmascarar su ineptitud. Esta vez al Tribunal de Cuentas, aunque no ha conseguido colarle sus mentiras. El Ejecutivo ha presentado sus primeras cuentas, correspondientes al año 2018, completamente hinchadas y erróneas, y el Tribunal de Cuentas se ha dado cuenta.

En su informe del 15 de mayo remitido a Las Cortes asegura haber encontrado errores con valoraciones equivocadas en 25 partidas que suponen, al menos, 9.000 millones de euros. Además, insiste en que el sistema de Seguridad Social presenta por segundo año consecutivo un patrimonio neto negativo (en quiebra, si fuera una empresa privada) por valor de 33.260 millones. Cifra ya en 115.022 millones las pérdidas acumuladas por el sistema desde 2010 y desaconseja que el Gobierno siga financiando el sistema mediante deuda (41.191 millones) e insiste en que debe tomar medidas de saneamiento. O sea, el resultado presupuestario consolidado está sobrevalorado en 2.292,8 millones de euros.

Por otro lado, Sánchez hipotecó España en 47.000 millones de euros antes del coronavirus. 47.000 millones de euros de «gastos plurianuales» que no ha pagado y que ha endosado a los presupuestos futuros de los próximos 100 años. El problema no es solo el volumen del gasto aplazado, sino la progresión de ese volumen, que no para de engordar. Desde que llegó al Ejecutivo (en junio de 2018 tras una moción de censura), Sánchez ha incrementado la deuda en 141 millones de euros cada día, hasta alcanzar el récord histórico de 1.224 billones hasta marzo, según los datos del Banco de España (es decir, todo ésto sin contar con el severo impacto de la crisis del coronavirus).


En diez años, España ha pasado de tener una deuda pública del 60% del PIB a situarse en el 100% (y en la post-pandemia se prevé que ronde el 120%). En definitiva, la situación es preocupante. Es cierto que gran parte de esos datos se han visto deteriorados por la crisis derivada del coronavirus, pero éso no quiere decir ni que la economía no estuviese ya empeorando antes, ni que el agravamiento no sea responsabilidad del Gobierno.

Como vemos, España no ha entrado en esta crisis del coronavirus precisamente en un buen momento económico. La desaceleración que ya vivía el país, así como los malos indicadores que presentaba nuestra economía, mostraban una vulnerabilidad estructural. La exposición, con una deuda de partida que ascendía a niveles cercanos a la totalidad del PIB, nos dejaba con un fondo de maniobra muy escaso para adoptar decisiones. Y éso es lo que precisamente queda patente ahora.

Vivimos instalados en una dinámica en la que se prima a las cigarras, que gastan, y se castiga a las hormigas, que ahorran. Se está creando un tipo de economía en la que la virtud del ahorro está penalizada y en la que prolifera el gasto con cargo a deuda, porque los intereses están muy bajos. Se está creando una burbuja financiera que algún día (quizás ahora) explotará.

Por si todo ésto fuera poco, el Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez es, con sus cuatro vicepresidentes y sus 18 ministros (23 miembros en total), el más mastodóntico desde los tiempos de la transición y también el más numeroso de la Unión Europea. A ello hay que unir una maraña de secretarías, subsecretarías, direcciones, subdirecciones: 236 altos cargos nombrados a dedo, a lo que se suman 200 asesores varios; el Gobierno más caro de la democracia, que cuesta a los españoles 15.844.111€ anuales solo en sueldos de altos cargos. Sin duda, es una mala carta de presentación para un país que estima que su deuda crezca hasta el 120% del PIB a finales de 2020 y sobre el que pende la amenaza de un rescate.


Resulta inadmisible que un país como España, que ha presentado a Bruselas la mayor previsión de repunte del déficit público en la Eurozona, sea al mismo tiempo el que dispone del Gobierno más extenso. En plena hecatombe económica por el coronavirus, el Gobierno no puede seguir derrochando el dinero de todos los españoles; hay que 'desescalar' este Gobierno mastodóntico para hacerlo más eficiente (y barato).


El desastre económico del PSOE


El PSOE, desde su primer Gobierno en el año 1982, ha tenido siempre algo en común durante los diferentes mandatos, el descontrol económico del país. Antes de su entrada en el Gobierno, Felipe González encontró un déficit público bastante balanceado, de poco más de un 2,5%, algo que era habitual en la mayoría de países del sur de Europa.

A su llegada, el descontrol de medidas sociales, asociado a una pésima gestión económica llevaron a su Gobierno a superar el 7% de deficit público en poco menos de cuatro años de Gobierno. Las reelecciones sucesivas sólo lograron aumentar aún más el agujero, multiplicando la deuda pública del país por cuatro, en tan sólo 48 meses. España pasó de deber 22.000 millones de euros, a deber 88.000 en sólo cuatro años.

Las otras tres legislaturas socialistas no mejoraron la situación, durante sus cuatro mandatos, la deuda finalizó en 319.976 millones de euros, casi 15 veces más que en el inicio de su Gobierno. El Partido Popular poco pudo hacer por reducir esa deuda, con un país en la más absoluta ruina. Lo máximo que lograron fue realizar una gran gestión económica, conteniendo ese aumento desmedido de la deuda.


La llegada de José Luís Rodríguez Zapatero a La Moncloa fue la mayor catástrofe que pudo sufrir España en los inicios del nuevo siglo. El Gobierno de Zapatero se caracterizó por los desfases en las cuentas. El ministro Solbes, harto de tanto los despilfarros del Presidente, terminó dimitiendo, dejando al PSOE sin salida, y a España sin un euro. Zapatero ostenta el récord, superando el 10% de déficit público, una cifra hoy en día inasumible. La Unión Europea, mediante el pacto de estabilidad, lo fija en un máximo de un 3%.

Mariano Rajoy nuevamente tuvo que sacar a España de la miseria, y logró evitar el rescate, aunque la economía estaba destruida. De hecho, una vez se auditaron las cuentas del Gobierno de Zapatero, se descubrió que la situación era aún peor que la que se había publicado. No fue hasta 2015 cuando el país comenzó a mostrar signos de mejora macro económica.

Pedro Sánchez, en sólo nueve meses ha seguido los pasos de Zapatero, y ha vuelto a disparar el déficit público. Desgraciadamente, a diferencia de cuando Aznar salió del Gobierno en 2004, España aún no se ha recuperado del erial económico que dejó Zapatero en 2011, y si le unimos los devastadores efectos de una pandemia global, la economía española es imposible de salvar.

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