El Gobierno ha dado sobradas muestras de que la lucha contra la pandemia no está entre sus prioridades. Su única y absoluta prioridad es mantenerse en el poder a toda costa, a la vez que impulsa la extinción de la monarquía parlamentaria, el control de la Judicatura y el fin del actual modelo territorial, vigas maestras del sistema alumbrado en 1978.
"El Gobierno de España quiere colaborar, no imponer, en base a criterios técnicos y científicos [...] Estamos hablando de salvar vidas y de defender la salud pública". Con estas palabras justificaba Pedro Sánchez el 2 de octubre la declaración del estado de alarma en la Comunidad de Madrid que hoy decae. Ni siquiera se han planteado la idea de solicitar una prórroga, pues no obtendría los votos suficientes.
Ahora el poder vuelve a manos de Isabel Díaz Ayuso, a pesar de que la incidencia acumulada en la CAM sigue siendo de 409 casos/100.000 habitantes (ha bajado pero la cifra aún es alarmante).
Es obvio que Ayuso ha cometido numerosos errores durante los últimos meses, empezando por no haberse puesto las pilas al comienzo del verano para prepararse para la inminente segunda ola. Pero en esta historia no tienen la misma culpa una que el otro, entre otras cosas porque Sánchez es presidente del Gobierno y, además, ha dado sobradas pruebas en los últimos tiempos de no tener muy claras sus prioridades.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas y en que las comunidades autónomas pudieran restringir las libertades para controlar la epidemia, lo que tenía que haber hecho es acometer los cambios legislativos pertinentes (incluso Sánchez se lo prometió a la cándida Inés Arrimadas a cambio de su voto para renovar el estado de alarma). Si se hubieran hecho esos cambios, hoy no estaríamos perdiendo el tiempo atascados en medio de un embrollo jurídico y al albur de lo que decida el tribunal de turno.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, ¿por qué no se decretó la alarma en Madrid mucho antes? ¿por qué se han perdido dos semanas en un absurdo tira y afloja con Ayuso, mientras la gente seguía muriendo y muchos se marchaban de Madrid ante la sospecha de que se cerraría la capital antes o después? Cuando uno quiere de verdad tomar medidas, las toma, no las anuncia ni amenaza con tomarlas, que es en lo que ha estado más preocupado durante este tiempo el Ejecutivo.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, ¿por qué no se puso igual de estricto antes con otras comunidades? Cataluña, Aragón, País Vasco y Navarra están en una situación extremadamente grave desde agosto, pero a nadie se le ha ocurrido tomarlas al asalto. Porque claro, al gobierno socialcomunista no le interesa 'enemistarse' políticamente con sus socios de gobierno, a quienes necesita perentoriamente para aprobar los Presupuestos.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas y consideró que la situación en Madrid era catastrófica, ¿por qué la principal medida adoptada en el estado de alarma es un mero confinamiento perimetral? Con eso lo único que consigues es que los madrileños no propaguen el virus por España, pero no evitas que se contagien entre ellos y acaben muriendo. Si tanto le preocupa salvar vidas, ¿no habría que adoptar alguna otra medida? Y quien dice Madrid, dice cualquier otra localidad española.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, hubiera obligado a todos los visitantes que llegaran por avión a nuestro país a presentar una PCR negativa como prueba de su buena salud. Es algo que piden ya todos los países serios de nuestro entorno, empezando por Alemania. Y en España el Gobierno se ha negado a ello con el argumento de que, según sus cifras, sólo el 0,2% de los contagios llegan por los aeropuertos. ¿Cómo ha calculado esa cifra el ministro Illa? ¿Cómo es posible tanta exactitud acerca de nuestros visitantes contagiados si ni siquiera somos capaces de contar los muertos a diario ni cuántos han fallecido en lo que va de pandemia?
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, no se hubiera pasado todo el verano sesteando sin hacer nada para contener la segunda ola del coronavirus.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, no le hubiera pasado el marrón a las comunidades a sabiendas de que eso era ponerlas a los pies de los caballos y de que las probabilidades de éxito iban a ser reducidísimas.
Está claro que para Sánchez & Iglesias, los muertos son lo de menos. Lo único que importa es el relato y quién queda como ganador. Hablar de ciencia y de "salvar vidas" suena muy bonito, pero a estas alturas del partido es muy difícil engañar a la gente.
Desde que estalló la crisis del coronavirus, se ha popularizado un relato según el cual es preciso elegir entre "salvar vidas" o "salvar la economía". Pretender separar una cosa de la otra es un error garrafal y choca con todas las evidencias disponibles. Para empezar, porque sin economía no hay salud. Está claro que el enriquecimiento de la sociedad se traslada a mejoras sociales que redundan en unas mejores condiciones sanitarias.
El gráfico que actualiza desde hace algo más de dos meses el economista y profesor del IESE, Luis Huete, muestra cómo España es, de forma permanente, el país que peor ha gestionado la pandemia.
A la vista está que no existe la pretendida correlación entre el cerrojazo socioeconómico y el freno a la propagación de la pandemia. En España hemos vivido uno de los confinamientos más drásticos y prolongados del mundo y el resultado no ha podido ser peor: líderes en fallecimientos y en debacle económica.
La clave, pues, es otra: encontrar un equilibrio entre la adaptación al patógeno, la protección de los colectivos más vulnerables al virus y la reorganización del tejido productivo, unido a la aplicación de medidas de prevención, parón selectivo de ciertas actividades, realización generalizada de test, estrategias de rastreo de contactos, etc. Pero con este gobierno negligente, de ésto ni hablamos.
"El Gobierno de España quiere colaborar, no imponer, en base a criterios técnicos y científicos [...] Estamos hablando de salvar vidas y de defender la salud pública". Con estas palabras justificaba Pedro Sánchez el 2 de octubre la declaración del estado de alarma en la Comunidad de Madrid que hoy decae. Ni siquiera se han planteado la idea de solicitar una prórroga, pues no obtendría los votos suficientes.
Ahora el poder vuelve a manos de Isabel Díaz Ayuso, a pesar de que la incidencia acumulada en la CAM sigue siendo de 409 casos/100.000 habitantes (ha bajado pero la cifra aún es alarmante).
Es obvio que Ayuso ha cometido numerosos errores durante los últimos meses, empezando por no haberse puesto las pilas al comienzo del verano para prepararse para la inminente segunda ola. Pero en esta historia no tienen la misma culpa una que el otro, entre otras cosas porque Sánchez es presidente del Gobierno y, además, ha dado sobradas pruebas en los últimos tiempos de no tener muy claras sus prioridades.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas y en que las comunidades autónomas pudieran restringir las libertades para controlar la epidemia, lo que tenía que haber hecho es acometer los cambios legislativos pertinentes (incluso Sánchez se lo prometió a la cándida Inés Arrimadas a cambio de su voto para renovar el estado de alarma). Si se hubieran hecho esos cambios, hoy no estaríamos perdiendo el tiempo atascados en medio de un embrollo jurídico y al albur de lo que decida el tribunal de turno.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, ¿por qué no se decretó la alarma en Madrid mucho antes? ¿por qué se han perdido dos semanas en un absurdo tira y afloja con Ayuso, mientras la gente seguía muriendo y muchos se marchaban de Madrid ante la sospecha de que se cerraría la capital antes o después? Cuando uno quiere de verdad tomar medidas, las toma, no las anuncia ni amenaza con tomarlas, que es en lo que ha estado más preocupado durante este tiempo el Ejecutivo.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, ¿por qué no se puso igual de estricto antes con otras comunidades? Cataluña, Aragón, País Vasco y Navarra están en una situación extremadamente grave desde agosto, pero a nadie se le ha ocurrido tomarlas al asalto. Porque claro, al gobierno socialcomunista no le interesa 'enemistarse' políticamente con sus socios de gobierno, a quienes necesita perentoriamente para aprobar los Presupuestos.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas y consideró que la situación en Madrid era catastrófica, ¿por qué la principal medida adoptada en el estado de alarma es un mero confinamiento perimetral? Con eso lo único que consigues es que los madrileños no propaguen el virus por España, pero no evitas que se contagien entre ellos y acaben muriendo. Si tanto le preocupa salvar vidas, ¿no habría que adoptar alguna otra medida? Y quien dice Madrid, dice cualquier otra localidad española.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, hubiera obligado a todos los visitantes que llegaran por avión a nuestro país a presentar una PCR negativa como prueba de su buena salud. Es algo que piden ya todos los países serios de nuestro entorno, empezando por Alemania. Y en España el Gobierno se ha negado a ello con el argumento de que, según sus cifras, sólo el 0,2% de los contagios llegan por los aeropuertos. ¿Cómo ha calculado esa cifra el ministro Illa? ¿Cómo es posible tanta exactitud acerca de nuestros visitantes contagiados si ni siquiera somos capaces de contar los muertos a diario ni cuántos han fallecido en lo que va de pandemia?
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, no se hubiera pasado todo el verano sesteando sin hacer nada para contener la segunda ola del coronavirus.
Si el Gobierno hubiera estado realmente interesado en salvar vidas, no le hubiera pasado el marrón a las comunidades a sabiendas de que eso era ponerlas a los pies de los caballos y de que las probabilidades de éxito iban a ser reducidísimas.
Está claro que para Sánchez & Iglesias, los muertos son lo de menos. Lo único que importa es el relato y quién queda como ganador. Hablar de ciencia y de "salvar vidas" suena muy bonito, pero a estas alturas del partido es muy difícil engañar a la gente.
Desde que estalló la crisis del coronavirus, se ha popularizado un relato según el cual es preciso elegir entre "salvar vidas" o "salvar la economía". Pretender separar una cosa de la otra es un error garrafal y choca con todas las evidencias disponibles. Para empezar, porque sin economía no hay salud. Está claro que el enriquecimiento de la sociedad se traslada a mejoras sociales que redundan en unas mejores condiciones sanitarias.
El gráfico que actualiza desde hace algo más de dos meses el economista y profesor del IESE, Luis Huete, muestra cómo España es, de forma permanente, el país que peor ha gestionado la pandemia.
A la vista está que no existe la pretendida correlación entre el cerrojazo socioeconómico y el freno a la propagación de la pandemia. En España hemos vivido uno de los confinamientos más drásticos y prolongados del mundo y el resultado no ha podido ser peor: líderes en fallecimientos y en debacle económica.
La clave, pues, es otra: encontrar un equilibrio entre la adaptación al patógeno, la protección de los colectivos más vulnerables al virus y la reorganización del tejido productivo, unido a la aplicación de medidas de prevención, parón selectivo de ciertas actividades, realización generalizada de test, estrategias de rastreo de contactos, etc. Pero con este gobierno negligente, de ésto ni hablamos.